miércoles, 31 de julio de 2013

Dejemos ir lo que queremos



LECTURA DEL DÍA 
CODEPENDIENTES ANÓNIMOS

Julio 31

Dejemos ir lo que queremos

Para aquellos de nosotros que hemos sobrevivido controlando y sometiéndonos, dejar ir puede no resultar fácil.

Más allá de la codependencia.

En la recuperación aprendemos que es importante identificar lo que queremos y necesitamos. ¿Con qué nos deja este concepto? Con un paquete grande pero claramente identificado de deseos y necesidades que actualmente no están satisfechos. 

Nos hemos arriesgado a dejar de negar y a empezar a aceptar lo que queremos y necesitamos. 

El problema es que ahí están, insatisfechos, los deseos y necesidades. Esta posición puede ser frustrante, dolorosa, enojosa y a veces, productora de obsesión.

Después de identificar nuestras necesidades hay un siguiente paso a seguir para satisfacer nuestros deseos y necesidades. 

Este paso es una de las ironías de la recuperación... El siguiente paso es dejar ir nuestros deseos y necesidades después de que hemos seguido pasos concienzudos para identificarlos.

Los dejamos ir, renunciamos a ellos, a nivel mental, emocional, espiritual y físico. A veces, esto significa que necesitamos renunciar. No siempre es fácil llegar a este lugar, pero generalmente es a donde necesitamos llegar.

Con qué frecuencia he negado un deseo o una necesidad, y luego he seguido los pasos para identificar mis necesidades, sólo para sentirme enojada, frustrada y desafiada porque no tengo lo que quiero y no sé como conseguirlo. 

Si entonces me embarco en un plan para controlar o influir en la consecución de ese deseo o necesidad, por lo general empeoro las cosas. Buscar, tratar de controlar el proceso, no funciona. He aprendido, para mi consternación, a dejarlos ir.

A veces tengo que llegar al punto de decir: "No lo quiero. Me doy cuenta de que es importante para mí, pero que no puedo controlar el hecho de obtenerlo en mi vida. Ahora, ya no me importa si lo tengo o no. Voy a ser absolutamente feliz sin eso y sin ninguna esperanza de conseguirlo, porque estar con la esperanza de conseguirlo, me está volviendo loca, cuanta más esperanza tengo de conseguirlo y trato de hacerlo más frustrada me siento porque no lo estoy consiguiendo". 

No sé por qué este proceso funciona de esta manera. Lo único que sé es cómo me funciona a mí. No he encontrado otra alternativa al proceso de dejar ir.

A menudo podemos obtener lo que deseamos y necesitamos, o algo mejor. Dejarlo ir es parte de lo que hacemos para conseguirlo.

Hoy lucharé por dejar ir esos deseos y necesidades que me están provocando frustración. Los pondré en mi lista de metas y luego lucharé por dejarlos ir. Confiaré en que Dios traerá a mí los deseos de mi corazón, en el tiempo que Dios quiera y a su manera.

Soy Paty, codependiente en recuperación.

jueves, 25 de julio de 2013

El hombre que quiero



"Ella me daba la mano 
y no hacía falta más. 
Me alcanzaba para sentir 
que era bien acogido. 
Más que besarla, 
más que acostarnos juntos, 
más que ninguna otra cosa, 
ella me daba la mano 
y eso era amor."


Mario Benedetti.

Dentro de mi programa de Codependientes en Recuperación he tenido que aprender que nadie puede estar por encima de la voluntad de nadie, que a los demás sólo podemos amarlos pero no manipularlos ni que vivan su vida acorde a la nuestra y en ese tenor he tenido que aprender a soltar, a dejar ir.

Aunque aún no tengo pareja, me he dado cuenta que cuando yo tomo a un hombre de la mano es porque confío en él. Porque me da seguridad, paz, serenidad, me siento acompañada y es una forma de decirle "aquí voy contigo", es compartir el camino, ir en la misma dirección.

En mi vida sólo he caminado de la mano de quien fue mi esposo, fue así desde que nos conocimos. Cuando él se marchó y empecé a andar siempre sola para todos lados sí extrañaba mucho eso, sentía ese vacío, esa necesidad de ir de la mano de alguien, ese refuerzo, esa compañía.

Eso y dormir acompañada fue de lo que más me costó superar luego de mi separación. Sin embargo, luego de varios meses de estar sola encontré una mano fuerte de la que me tomé y sentí de nuevo esa confianza, esa serenidad, esa seguridad que necesito para ir por la vida en completa paz... sin embargo, no era la mano correcta y afortunadamente la solté a tiempo.

Sí... lo acepto, sentir esa necesidad es un claro síntoma de mi dependencia emocional, se supone que no debería tenerla y trabajaré en ello, sin embargo creo que ahora puedo vivir sin eso, al principio era una ansiedad tremenda, simplemente ¡no sabía andar sola!

Un buen amigo me dijo hace tiempo que si un día decido volver a tener pareja, debe ser con un hombre emocionalmente sano... pero no conozco a nadie así.

Entonces me pregunto: ¿existe la gente emocionalmente sana? ¿cómo son? ¿son comunes? ¿los bichos raros somos nosotros los "malitos de la mente" o ellos los "sanos del corazón"?

Yo creo que todos en esta vida hemos estado expuestos al dolor, todos tenemos cicatrices en el alma. Todos somos consecuencia o resultado de una serie de situaciones de vida, desde mi punto de vista no hay seres humanos, de verdad humanos... con el corazón intacto.

Creo que el hombre con el que viví 11 años era así intacto, aparentemente sin sufrimientos, todo parecía importarle lo mismo que un soberano cacahuate, siempre inerte ante todo. Nada lo perturbaba. Ni para bien, ni para mal. No le veía emociones, ni risa... ni llanto. Ni acción ni pasión. 

Lo único que lo movía al 100 por ciento era el juego al que era adicto, ahí sí todas sus emociones se ponían al máximo. La adrenalina lo hacía experimentar, angustia, emoción, gusto, euforia, coraje, indignación, placer. Sólo en ese entorno, fuera de eso era un hombre gris que a todo decía: "como quieras... me da igual". 

Era su eterna respuesta a las preguntas de "¿qué te gustaría comer? ¿a dónde quieres ir? ¿qué hacemos en el descanso? ¿qué te gusta?, etc." No le veía ni molestia, ni disfrute en nada y eso duele... cansa, porque me dejaba todas las decisiones a mí.

Las situaciones de la vida cotidiana parecían no hacer mella en él. Cuando yo estuve enferma mil veces, él se iba a jugar de todos modos. Con cualquier pretexto me dejaba sola y se salía aunque yo estuviera inmóvil en casa o internada en el hospital. 

Esa era su fórmula infalible para no pensar, para no sufrir, para no tomar decisiones, para no tener acción en nada... el juego era una forma de evadirlo todo. 

Por lo tanto su corazón parecía estar intacto de sufrimientos. Hasta antes de que yo le planteara el divorcio él se mostraba impávido ante la vida, siempre sereno, siempre fresco, confiado.

No obstante cuando vio que la decisión era en serio el mundo se le vino encima y entonces sí lo vi llorar atormentado, lo vi suplicar, lo vi arrodillarse pidiendo perdón, lo vi prometer, correr tras de mi, lo vi de verdad sufrir al verlo todo perdido.

No era por perderme a mí, sino el confort que le representaba mi presencia. Yo lo mantenía y resolvía todos los problemas mientras él seguía su alegre vida de juego, evadiendo todo y siempre de buenas con su "corazón sano".

Yo no quiero más un hombre así, que va por la vida sacándole la vuelta al dolor, al sufrimiento, a la responsabilidad, a las batallas diarias... un hombre así es un cobarde.

Ahora me pregunto a mí misma, ¿cómo es el hombre que quiero?

Suspiro profundo y me respondo con sinceridad. 

El hombre que yo quiero no tiene el corazón intacto. Su alma, al igual que la mía tiene cicatrices... quizá aún heridas sangrando. Pero no tiene miedo a contender de nuevo, una y mil veces.

El hombre que yo quiero no es un cobarde, es un guerrero. Es un hombre que comprende mi dolor. Que al conocer mi historia no me tiene lástima ni se burla de mi, que al conocer mis vivencias no las usa como armas para juzgarme ni para hacerme sentir mal, para criticarme o explicarse mi presunta "locura".

Mi historia le sirve para valorarme, para darse cuenta de que a pesar de todos los fracasos, tropiezos, sin sabores que me han tocado vivir aquí estoy... de pie, sin miedo, peleando por una vida mejor.

Ve más allá de mis defectos. No me pone en la frente la etiqueta de "enferma". Se toma el tiempo para ver más que mi dolor mis virtudes, más que mi cerebro o mi inteligencia se enamora de mi corazón, de mis emociones. 

No piensa de ninguna manera en estar conmigo por conveniencia... sino porque le intereso yo, mi persona.

El hombre que yo quiero se deja conmover con mi dolor, se deja acariciar por mi ternura, sabe cuándo darme un abrazo y cuando sacudirme para que no me venza y siga adelante.

El hombre que yo quiero toma mi mano sin que yo se lo pida y no me suelta. Me lleva por la calle y por todos lados con orgullo, porque sabe lo que tiene al lado. Por ningún motivo se avergüenza de mi, asume estar conmigo a pesar de lo que sea.

El hombre que yo quiero sabe aconsejarme sin lastimarme, motivarme sin exigirme, corregirme sin humillarme, amarme sin imponerse, corresponde a mi pasión sin medidas. 

Sabe que el amor no tiene horarios, que la noche es aún parte del día y que la cama no sólo es para descansar.

El hombre que yo quiero sabe que un beso en los labios no es un invento de las telenovelas o el cine, sabe que es la máxima expresión de amor universal entre una pareja y que como dijo Mario Benedetti, yo sí aprecio "ese viejo beso artesanal que desde siempre comunica tanto" y lo disfruta y valora tanto como yo.

El hombre que yo quiero es disciplinado consigo mismo pero me deja que yo me imponga mis propias reglas y me respeta. Me ayuda si se lo pido y me deja sola si sabe que lo necesito. 

Me deja ser yo, tomar mis propias decisiones. Confía en mi inteligencia, en mi buen juicio, en mi experiencia, en mi madurez y me deja experimentar, equivocarme, corregir y volver a intentar.

El hombre que quiero me deja contender, me deja batallar, si me ve sufrir sufre a mi lado, le duele mi dolor pero está ahí, tomado de mi mano dándome su fuerza y apoyo si es necesario.

El hombre que quiero me respeta por sobre todas las cosas y es incapaz de hacerme daño. Sabe que decirme te amo no es hacerme daño, sabe que una palabra de aliento nunca será un mal y conoce la alegría que me provoca un simple "buenos días", que mi mundo se trasforma cuando me dice "hermosa" y que no olvidar mi cumpleaños es esencial.

El hombre que quiero tiene una vida propia, trabaja en lo que ama y es autosuficiente, independiente, autónomo en sus decisiones, libre pero responsable con su libertad. Sabe controlarse y cuidar de sí mismo... y sobre todo sabe cuidar de mi. 

Es lo suficiente caballero y solvente como para pagar él solo la cuenta de lo que consumimos los dos y no abusa de ninguna manera del apoyo económico que yo pueda aportar por el bien de ambos.

Sabe hacerme sentir protegida sin hacerme sentir limitada. Sabe dejarme ir y dejarme ser, porque confía en mí en todos los sentidos.

El hombre que yo quiero es maduro, sencillo, sereno, sensato, capaz no de dar su vida por mí... pero sí de vivirla conmigo.

El hombre que yo quiero no está libre de heridas, sin embargo no se ha vencido, no deja de luchar, no tiene miedo a sufrir una y otra y otra vez y las que sean necesarias.

El hombre que yo quiero es agradecido, noble y se permite llorar. Expresa sus emociones sin miedo y se deja ayudar. Le importa mi opinión, valora mis ideas y las acepta si le sirven con tranquilidad, sin sentirse menos que yo, ni amenazado por mi inteligencia. 

Puede reír a carcajadas sin ninguna pena, puede abrazarme de pronto y besarme delante de quien sea, es espontáneo y seguro de sí mismo. Ama a Dios y tiene tanta o más fe que yo.

Quizá es mucho pedir, yo sólo soy una mujer cualquiera. Hay quien dice que soy una guerrera, por lo tanto quiero un guerrero para mi.

No para que seamos rivales y vivamos peleando uno contra el otro, sino para contender juntos, hacer equipo, ser aliados ante las batallas de la vida, no quiero un hombre intacto, emocionalmente "sano", quiero uno al que le corra sangre por las venas.

Con pasión por seguir, por vivir... que no se deje vencer por nada. 

Que no viva quejándose de todo y simplemente huyendo y alejándose por no sufrir, que no haga del silencio un arma ni del compromiso un enemigo.

Que no guarde rencores, que no hable mal de la gente, que no tenga resentimientos con nadie, que no le tema a las miradas, que no se vea en la necesidad de actuar o asumir un "papel" para expresarse, que no se esconda detrás de ninguna máscara para ser él mismo. 

Ahora sé lo que quiero y lo que no quiero. Quizá es un buen primer paso, mi corazón está sumamente herido, sin embargo yo no tengo miedo volver a amar.

Algún día la vida me hará justicia y traerá a alguien que cuente con todo esto y quizá más... porque yo a él le ofreceré exactamente lo mismo que espero de él, pero esta vez con verdadera dignidad.

No, no espero un hombre perfecto porque yo no lo soy, sólo quiero un hombre muy trabajador, valiente, solidario, íntegro, de buen corazón y aprenderé a disfrutar sus fortalezas y sobrellevar sus debilidades.

Que igual que yo no le tema a la vida y podamos adaptarnos y vivir así luchando, recorrer el camino juntos... de la mano.

Dicen que sí caminas solo caminarás más rápido, pero si lo haces de la mano de alguien... llegarás más lejos.

Sólo por hoy ese es mi deseo... ¿se vale soñar no?

Soy Paty, codependiente en recuperación.

P.D. Y si es profesionista, sano, sin vicios, de unos 40 años y más de 1.80 de estatura muuuucho mejor! jajajaja 



jueves, 18 de julio de 2013

La clave del amor




"Amarse a uno mismo es el principio 
de una historia de amor eterna". 
Oscar Wilde.

Sigo encontrando lecturas que me estremecen. Hoy alguien compartió esta reflexión del gran actor Charles Chaplin y se me abrió todo un panorama, empiezo a comprender y a aceptar que el amor propio es la llave que abre muchas puertas, que hace que se aclaren muchas situaciones. 

Todo parte de ahí, justamente de aprender primero a amarse uno mismo para poder amar a los demás.


CUANDO ME AMÉ DE VERDAD (Charles Chaplin)

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme..
Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es… autenticidad.

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento.
Hoy sé que eso se llama… madurez.

Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada.
Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud.
Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.

Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo.
Hoy sé, que eso es… simplicidad.

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces.
Así descubrí la… humildad.

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez.
Y eso se llama… plenitud.

Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada.
Y esto es… ¡saber vivir!

martes, 16 de julio de 2013

'Esto es vida'



Hoy ha sido un día lluvioso. Triste, desde temprano era un día gris con una brisa tibia que inundaba todo el ambiente que anunciaba una lluvia que no ha cesado en horas. Y recién me entero que hoy falleció una dama. No la conocí, lamentablemente. Pero sé que personas que yo admiro y quiero mucho sí tuvieron esa oportunidad han platicado y escrito cosas maravillosas sobre la experiencia de haberla tratado, del paso por sus vidas. 

Su nombre es Mayela Sánchez Fuentes. Y hoy ella se ha marchado luego de una lucha muy dura contra el cáncer. Al visitar por curiosidad el muro de su red social, vi esta foto y me quedé impresionada de la felicidad que emana este abrazo entre madre e hija. 

Leí un poco de los mensajes para los suyos, donde les daba consuelo, donde siempre albergó esperanza. Hoy ella dejó este mundo. Y acompañando a esta foto estaba este texto que sinceramente me estremeció y me sacó lágrimas.

Me deja ver una mujer fuerte, maravillosa de corazón. En mi vida han pasado muchas cosas. También tuve que librar una batalla similar a la suya pero yo aquí estoy. Dios me dio la oportunidad de enterarme a tiempo y salvar mi vida.

He tenido tantos tropiezos, sin embargo hoy como nunca valoro el estar aquí respirando, haciendo lo que cada día descubro es lo que más amo hacer... escribir, expresarme a través de las letras. 

Yo sobreviví y aquí estoy... viva para contarlo.

Mayela se ha ido, pero su mensaje me dejó una lección de que nada me puede hacer parar, que mi lucha por mi recuperación emocional debe continuar. Que cuidar mi salud debe ser una prioridad, vigilar que esa pesadilla no vuelva es lo más importante.

Vivir cada día como si fuera el último. Sólo por hoy quiero vivir al máximo. Sin pensar a futuro. Quiero vivir los días así, uno a la vez. Los que Dios me quiera conceder, quiero llenarlos poco a poco de paz, de amor para mí, para los que amo.

Gracias Mayela por vivir, porque aunque jamás crucé palabra contigo, jamás toqué tus manos, ni te vi en persona hoy tocaste lo más profundo de mi corazón y me haces valorar mi vida más que nunca.

Dios te bendiga siempre y a tu familia un abrazo eterno.

El texto que Mayela escribió junto a esta fotografía dice así: 

'Esto es vida'

Hay procesos que simplemente no pueden ser detenidos, son procesos que deben ocurrir y que en alguna forma marcarán diferencia.

Eso es vida, no, no es el conjunto de hechos que conforman tu existencia... ¡NO!

Vida es el instante en que te sentiste culpable por un error, vida es el momento en que sentiste ese miedo tan bonito en el estómago, al borde del pánico rodeado de adrenalina, v...ida es la imagen que te guardas en la memoria de aquella vez que reíste a carcajadas consiente de que sonreír es totalmente gratis y cuando comprendiste que abusar de esta libertad no es mal visto.

Esto es vida, no tener idea de tu futuro y vivir feliz con ello, pues todo ser humano se fascina con sorpresas; vida es crear lo nunca creado...

Esto es vivir... llenar los pulmones de recuerdos y ansias por seguir viviendo; vida es anhelar saber qué sigue en el siguiente capítulo de tu historia; vida es no olvidar ser espontáneos.

Vida es detalle por detalle hasta llegar aquí...

Autora: Mayela Sánchez Fuentes... desde hoy, descansa en Paz.

Soy Paty, codependiente en recuperación.

jueves, 11 de julio de 2013

Empieza por ti



PSICOLOGA EMOCIONAL
Ciara Molina

EMPIEZA POR TI MISMO

Las siguientes palabras están inscritas en la tumba de un obispo (1100 d.c.) en la cripta de la abadía de Westminster:

Cuando yo era joven y libre y mi imaginación no conocía límites, soñaba con cambiar el mundo. A medida que me fui haciendo mayor y más prudente, descubrí que el mundo no cambiaría, de modo que acorté un poco la visión y decidí cambiar solamente mi país. Pero eso también parecía inamovible.

Al llegar a mi madurez, en un último y desesperado intento, decidí avenirme a cambiar solamente a mi familia, a los seres que tenía más próximos, pero ¡ay!, tampoco ellos quisieron saber nada del asunto.

Y ahora que me encuentro en mi lecho de muerte, de pronto me doy cuenta: «Sólo con que hubiera empezado por cambiar yo mismo», con mi solo ejemplo habría cambiado
a mi familia.

Y entonces, movido por la inspiración y el estímulo que ellos me ofrecían, habría sido capaz de mejorar mi país y quién sabe si incluso no hubiera podido cambiar el mundo.

ANÓNIMO

miércoles, 10 de julio de 2013

Aprender a volar




Aprender a Volar
Letra: Patricia Sosa
Cantante argentina


Duro es el camino y sé que no es fácil 
no sé si habrá tiempo para descansar 
en esta aventura de amor y coraje 
sólo hay que cerrar los ojos y echarse a volar. 

Y cuando el corazón galope fuerte, 
déjalo salir 
no existe la razón que venza la pasión, 
las ganas de reír.

Puedes creer, puedes soñar... 
abre tus alas, aquí esta tu libertad 
y no pierdas tiempo, escucha al viento 
canta por lo que vendrá... 
no es tan difícil que aprendas a volar. 

No pierdas la fe, no pierdas la calma 
aunque a veces este mundo no pide perdón 
grita aunque te duela, llora si hace falta 
limpia las heridas que cura el amor. 

Y cuando el corazón galope fuerte, 
déjalo salir 
no existe la razón que venza la pasión, 
las ganas de reír.

Puedes creer, puedes soñar... 
abre tus alas aquí está tu libertad...
Y no pierdas tiempo no apures el tiempo
no es tan difícil que aprendas a volar.

Y no apures el camino, 
al fin todo llegará 
cada luz, cada mañana, 
todo espera en su lugar 

Puedes creer, puedes soñar...

martes, 9 de julio de 2013

Elucubrar



Elucubrar v. tr.
1   Pensar con intensidad sobre un determinado problema para establecer conclusiones y soluciones. lucubrar.
2   Especular o imaginar cosas sin tener mucho fundamento.

FUENTE: Diccionario RAE

Por un momento pensé que ya no tenía mucho que aportar sobre mi vida y mi camino por la dependencia emocional, sin embargo soy humana y bueno, me di cuenta que a pesar de mis constantes esfuerzos por salir adelante sigo dando de topes en mi salida del túnel.

Aún me cuesta mucho trabajo controlar mi mente y no elucubrar... elucubrar... esa palabrita que aprendí hace apenas unos cuantos meses y que resulta que es algo que he hecho toda la vida, significa (según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española) pensar con intensidad sobre determinada situación, especular o imaginar situaciones sin fundamento.

No sé si soy demasiado creativa o será que me sembraron mucho miedo a todo en mi infancia... o es combinación de las dos cosas. 

Para mi padre la prevención era un tema básico, siempre nos hacía imaginar todo tipo de escenarios para solucionar situaciones, nos hacía pensar que pasarían cosas malas y debíamos saber cómo resolverlas, así que todo el tiempo nos decía... "si pasa esto, hay que hacerle así" y nos prevenía de cosas, que la verdad... nunca sucedieron... o si ocurrieron definitivamente no nos acordamos de la posible solución o manera de evitarlo justo cuando pasó.

Y entonces venía el "teee looo dijeee" con su consabida regañadota por no habernos prevenido, por no hacer caso, porque él no quería que nos pasara nada malo y nosotros ahí de tercos ahí vamos a arriesgarnos.

Por eso me tenían de niña en mi burbuja de cristal, encerradita todo el tiempo mientras regresaban de trabajar, por cuidarme y de todas formas en una breve salida un tipo me hizo daño y obviamente callé porque sentí culpa, porque no obedecí y salí de casa sin avisar... bueno, es que no había nunca nadie a quien pedirle permiso ni quien me acompañara y temí que si contaba lo sucedido me diría mi papá el "te lo dijeeee" y regañaría a mis hermanos mayores por no cuidar de mi y pasársela jugando o metidos en sus tareas o deportes.

Así, esas largas horas en las que me la pasaba solita y encerrada pensaba mucho, en qué iba a hacer si alguien se metía a la casa, si me salía un ratón por la coladera, si me hallaba una cucaracha, si llovía y se iba la luz.

También al no tener contacto le empecé a tener miedo a la gente, no sabía qué decir y siempre estaba callada. Y en mi mente imaginaba que platicaba con ellos lo que no me atrevía a decir en vivo y a todo color.

Luego cuando alguien me insultaba o me hacía daño siempre me callaba, hasta la fecha me cuesta mucho defenderme o manifestar mi molestia o rabia, se me hace un maldito nudo en la garganta que me quiebra por dentro y me desarma por completo.

Mi mente rueda y vienen miles de ideas de respuesta que se me agolpan en la cabeza y salen como cascada por mi lengua, pero cuando ya no hay nada qué hacer... cuando ya no tengo a mi oponente frente a mí... ¿ya para qué?

Me falta asertividad. Tengo 38 años y aún me cuesta mucho defenderme en el plano personal, me cuesta decir no, poner límites y mandar al carajo cuando debo hacerlo.

En lo profesional voy mejorando, ya no permito que me carguen trabajo de más, he aprendido a organizarme y sobre todo a delegar, a dejar que la gente que tengo a mi cargo me ayude, a que propongan, resuelvan por mi... he ido soltando el control poco a poco.

Pero en lo privado, en lo íntimo... sigo siendo una cobarde.

A veces quisiera sacar ese alacrán que tengo en el alma y que cuando quiere puede ser el más ponzoñoso y defenderme con la valentía de una leona... pero con la elegancia de la dama que soy. 

Son defectos de carácter que tendré que pulir poco a poco, además soy una persona de paz, no soy peleonera. Siempre trato de ser conciliadora, prudente, aunque sí me falta más firmeza sobre todo para decir no y manifestar mi molestia.

Quizá no lo hago por miedo, ¿a qué?... mmm aún no lo sé. Tal vez a que la persona cambie su concepto de mi, a perderla, a lastimarla o ¡a que me aplaste con una sola mano! Jajajaja son tan absurdos mis miedos.

Pero es que de niña mi mamá con una sola mirada y con la cara completamente adusta hacía que cualquiera se tragara sus palabras y agachara la mirada... nadie repelaba, ni opinaba ni nada de nada. "Calladita"... era la orden permanente de mamá. 

¡Ah! pero afuera... sí hablaba. No sé en qué momento, creo que cuando entré a la Secundaria a un colegio religioso de puras niñas fue que me empecé a sentir en confianza, por fin tenía amiguitas, siempre quise una hermana y no me dejaban juntarme con mis primas porque eran de otra religión y las otras eran unas bebés... 

Así que de pronto me convertí en "amiga", un nuevo rol. Y me gustó platicar y reir y pasarla bien, peeerooo ahí había una monja que no le gustó mi repentina popularidad y también recibí el "Calladita"... y no me dejaba ser.

Por lo tanto al callarme imaginaba toooodo lo que quería decir y un día empecé a escribir un diario... y otro, y otro, y otro... no sé cuantos diarios escribí a lo largo de mi adolescencia y según yo los escondía, pero años después supe que mi madre los leía cada noche cuando yo me iba a dormir.

¡Menos mal que nunca hice nada impropio! jajaja o que nunca me quejé de ella por escrito, (sólo lo pensaba). Escribía de mis tristezas, mis alegrías, mis charlas con las compañeras, mis sentimientos, de todo y de nada.

Así lo hice por años y fui desarrollando esta capacidad de escribir de la que ahora vivo. 

Por lo tanto "elucubrar" se hizo una costumbre... empecé a imaginar situaciones sin fundamento. De todo hacía una historia en mi mente. Y con el tiempo esto empieza a hacer daño porque te pierdes entre la fantasía y la realidad.

Te enojas, sufres, celebras, preparas, preguntas, respondes, analizas, reaccionas, te ofendes, lloras o te ríes por situaciones que nunca han existido. Te sientes aludida por cosas que nada que ver contigo y eso... esta mal.

Hasta ahora empiezo a comprender que esto me sale natural y me hace daño. Tengo que aprender a controlar mi mente, a ponerme un freno... porque me doy cuenta de que se me fue el "hilo" hasta cuando ya "la regué".

Sigo cometiendo errores, dando tumbos, choco con las paredes de mi túnel, veo la luz... voy hacia ella pero aún la veo lejana, me tropiezo de nuevo, me vuelvo a poner triste, me siento perdida... pero no puedo detenerme en mi camino hacia la salida.

Cada error es una experiencia. Ahora lo que debo hacer es perdonarme con amor y ponerme un semáforo en cada situación que me toque vivir. 

Antes de reaccionar ante algo que sienta que me afecta me tengo que hacer varias preguntas a mí misma y decidir si es "pare" o "siga" y evitar la reacción inmediata porque todo lo que diga puede ser usado en mi contra.

Esto está muy complicado, cada vez me cuesta más seguir pero no me quiero detener. 

Voy apenas en el Segundo Paso de mi programa de Co-dependientes en Recuperación y ¡¡¡son 12!!! Así que lo primero es tenerme paciencia a mí misma.

Precisamente este Segundo Paso trata sobre "el sano juicio". Analizar lo que vivo y tomar las mejores decisiones pero de una forma más serena, más pensada, más con calma, sin pensar que el mundo es una confabulación en mi contra y sobre todo... no estar a la defensiva.

Dejar de sufrir donde no hay sufrimiento. Dejar de pelear donde no hay conflicto. Abandonar mi maldito papel de víctima y respetarme, aprender a quedarme "calladita"... pensar bien las cosas y luego reaccionar si es que es necesario hacerlo, pero que sea con inteligencia y asertividad.

¡Auch! aún me falta tanto camino... a veces me siento tan cansada mentalmente. Tan presionada, tan agobiada. De verdad, de todo corazón deseo ser una persona emocionalmente sana, no quiero perderme en el intento.

Sólo por hoy dejaré de "elucubrar"... ¡ay! ¡que palabra tan fea!... tan misteriosa, suena como de ¡terror!, haré todo lo posible por detener a mi cerebrito para que las ideas no se me vayan como hilo de media... para no imaginar películas de suspenso donde no las hay.

¡Qué dificil¡ pero ese es el reto... pensar sólo en mí. 

Soy Paty, codependiente en recuperación.



































Controlando mi dinero



LECTURA PROGRAMA CODEPENDIENTES ANÓNIMOS

Julio 9

Gasta de más y gasta de menos

Yo solía darle unas palizas mortales a mi marido con mi tarjeta de crédito. Me hacía sentir que tenia algún control , alguna manera de desquitarme de él.
Anónimo
Me pasé diez años comprándome de todo en las ventas de garage. Ni siquiera me compré un par de zapatos nuevos. Todo ese tiempo que me estuve privando, mi esposo se la pasaba apostando en el juego, especulando en negocios arriesgados y haciendo lo que le daba la gana con el dinero. Aprendí que cuando tomé la decisión de que merecía tener las cosas que quería, y tomé la decisión de comprar algo que quería, había suficiente dinero para hacerlo. No se trataba de ser
frugal; se trataba de privarme a mí misma y ser una mártir.
Anónimo
Comprar compulsivamente o gastar en exceso nos puede dejar un sentimiento temporal de poder o satisfacción, pero al igual que otras conductas fuera de control, tiene predecibles consecuencias negativas.
Gastar de menos nos puede dejar sintiéndonos víctimas también.
Hay una diferencia entre gastar responsablemente y la privación del mártir. Hay una diferencia entre tratarnos bien económicamente a nosotros mismos y gastar en exceso. Podemos aprender a discernir la diferencia. Podemos desarrollar hábitos de gasto responsables que reflejan una alta autoestima y amor hacia nosotros mismos.
Hoy lucharé por lograr el equilibrio en mis hábitos de gastar. Si
estoy gastando en exceso, me detendré y lidiaré con lo que está ocurriendo en mi interior. Si estoy gastando de menos o me estoy privando, me preguntaré a mí mismo si eso es necesario y qué es lo que quiero.

En el amor no puedes perder...



DISCERNIMIENTO AMBULANTE:
En el amor no puedes perder...
Si conociste a alguien y a pesar de sus palabras y promesas de amor eterno, decide irse, puedes elegir entre "perder" o "ganar".
Lo más común, es sentir que <perdiste>.
Pero lo que está en silencio esperando tras el telón, es una GANANCIA SECRETA...
Es cierto que pierdes una rutina al lado de esa persona, pierdes su presencia física diaria rondando entre tus cosas y asuntos; pierdes una ilusión creada con los años; pierdes una historia (que ya no sabía a nada) pero era tú historia y eso cala.
Entonces ¿Qué ganas?
Ganas volver a verte...
Ganas renacer...
Ganas poder.
Antes creías que no podías vivir sin esa persona...cuando se va, parece que eso se hará realidad pero no...sigues viviendo y tu corazón se desprende de los recuerdos sabiamente, a pesar de que tu mente se aferra a lo conocido, a lo añorado, e insiste en empujarte de nuevo a sus brazos (aunque ya no te quiera). Tu corazón GANA porque tu corazón esta hecho para AMAR, no para añorar una relación que ya terminó. Tu mente quiere al pasado, porque le teme al futuro desconocido, pero tu corazón tiene la llave secreta... ÁMATE A TI, TEN PACIENCIA, APRENDE DE LO QUE PASÓ Y...SUÉLTATE.
La vida quiere decirnos que:
Cuando alguien se va de nuestra vida, no digamos que "perdemos" en el amor, (porque si terminó, es porque ya no estaba creciendo el amor ahí) más bien NOS SOLTAMOS DE UNA RELACIÓN CADUCA, PARA GANAR AMOR.
Ganamos la oportunidad de ampliar nuestra definición del amor, empezando por ayudarnos a sanar el dolor del rompimiento, afirmando que merecemos vivir ese dolor porque somos humanos, pero que también merecemos superarlo, porque somos ESPIRITU.
El miedo pierde, pero el AMOR GANA.

Olga Nelly García
Locutora, México.

lunes, 8 de julio de 2013

¡Basta!



Texto de la Psicóloga Emocional

El fin del sufrimiento


El sufrimiento puede ser quitado de tu vida cuando aceptes que ya ha sido demasiado y que hay otro camino.

"No te quieres rendir, rendirse significa "aceptar este momento como es". Pero no serás capaz de rendirte a menos que estés sufriendo mucho, y ya hayas tenido suficiente.

Y en determinado momento reconoces que todo ese sufrimiento es autoinflingido (te lo haces tú), es creado por no querer aceptar las cosas como son, es creado cuando interpretas las cosas a tu manera de algo que ya Es.

El sufrimiento proviene de los pensamientos, de la manera que interpretamos las cosas, no de la situación.

Los seres humanos crean su propio sufrimiento. Así que, te das cuenta que ya tuviste suficiente, y solamente cuando ya tuviste verdaderamente suficiente sufrimiento en tu vida, eres capaz de decir: "Ya no necesito este sufrimiento".El sufrimiento es un gran maestro. Es la única forma de aprendizaje espiritual de muchas personas. El sufrimiento te hace profundizar, poco a poco, te hace interiorizar, te muestra cual es el ego.

Para algunas personas este conocimiento llega cuando sienten que ya tocaron fondo.

Lo que hacen es alimentar el sufrimiento hasta que llegan al punto de estar listos para escuchar el mensaje que dice: "Hay otra forma de vivir sin crear más sufrimiento para ti mismo".

Cuando estás listo para escuchar este mensaje, que es realmente el mensaje que hay en la espiritualidad, llega el fin de vivir en un estado de sufrimiento.

Por tanto, uno podría decir que necesita sentir el sufrimiento para darse cuenta de que ya no necesita sufrir más. Si no ha sufrido, esta enseñanza no podria existir.

Porque como ser humano, no crecería espiritualmente si no hubiera sufrido.

Cuando ya no te causas más dolor a ti mismo, porque recuerda que son tus pensamientos y la forma de ver las cosas lo que te hace sufrir más que nada (no es la situación, sino la interpretación tuya de la situación). Cuando ves eso, ves que hay otra forma de vivir en la cual ya no luchas mentalmente para tratar de cambiar lo que Es, es cuando llega el fin del sufrimiento autoinflingido. Y si ya no lo hago conmigo mismo, tampoco lo haré con los demás.

ECKHART TOLLE

Ve con la corriente



A PARTIR DE HOY COMPARTIRÉ ALGUNAS LECTURAS DEL PROGRAMA DE CODEPENDIENTES ANÓNIMOS.

Julio 8

Ve con la corriente


Deja ir el miedo y tu necesidad de control. Despójate de la ansiedad. Déjala que se escurra, mientras te zambulles en el río del momento presente, el río de tu vida, tu sitio en el universo.

Deja de tratar de forzar la dirección. Trata de no nadar contra la corriente, a menos que esto sea necesario para tu supervivencia. Si te has estado aferrando a una rama de la orilla, suéltala.
Déjate ir hacia delante. Déjate que se te lleve hacia delante.
Evita los rápidos cuando sea posible. Si puedes, permanece relajado. Hacerlo, te puede llevar seguro por las fieras corrientes. Si te hundes por un momento, permítete subir a la superficie de manera natural. Lo harás.
Aprecia la belleza del paisaje, tal como es. Ve las cosas con frescura, con novedad. ¡Nunca volverás a pasar por el paisaje de hoy!
No pienses demasiado en las cosas. La corriente es para que la experimentes. Dentro de ella, cuídate a ti mismo. Tú eres parte de la corriente, una parte importante. Trabaja con la corriente, trabaja dentro de la corriente. No es necesario patalear. Deja que la corriente te ayude a cuidarte a ti mismo. Déjala que te ayude a
fijar límites, a tomar decisiones y a llevarte a donde necesites
estar cuando sea tiempo de ello.
Puedes confiar en la corriente, y en tu parte dentro de ella.
Hoy me dejaré ir con la corriente.

Soy Paty, codependiente en recuperación.

viernes, 5 de julio de 2013

Me enamoré...


"Estar enamorado 
es recobrar la llave oculta
que abre la cárcel 
en que el alma está cautiva".


Hace apenas unos cuantos meses que lo empecé a sentir y ni cuenta me dí. 

Es algo que me hizo voltear los ojos hacia otra dirección. Luego de tanto dolor y tantas lágrimas, el empezar a sentirme enamorada me hizo querer ver la luz al final del túnel.

Fueron años de malas experiencias, tropezones, sentirme insatisfecha todo el tiempo. Siempre ocupada y preocupada por resolver situaciones ajenas a mí, por trabajar de más para conseguir dinero para pagar deudas que no contraje, compromisos que nunca tomé, responsabilidades que no me tocaban.

De pronto, hace algunos meses me encontré con una mirada diferente. Unos ojos llenos de ganas de vivir y me enamoré.

Empecé a querer verlos todos los días, reflejarme en ellos y descubrir que provocaban en mí un efecto que se transformaba en sonrisa.

Fue como me dieron ganas de arreglarme de nuevo, de comprar ropa que me quedara mejor, más color, más cuidado en mi persona. 

Apenas hace tres meses volví a la estética luego de casi un año de no pasar por ahí, pedí me arreglaran mi cabello y volví a ser yo, empecé a voltear los ojos hacia mi.

Cuando mi esposo se fue hace medio año el mundo se me vino abajo, mi corazón quedó con un vacío que no sé cómo explicar, pero de pronto de la nada empezó a latir de nuevo y a querer complacer al nuevo objeto de mi amor.

Y así, una mañana luego de un viaje corto a una ciudad vecina regresé cargada de energías y empecé a sentir por primera vez este amor y dije, sí... me voy a enamorar.

Decidí darme permiso de amar, de hacer cortejo, de dar regalos, de complacer, sobre todo de dar tiempo y espacio para conocer con la debida paciencia qué le gusta, qué quiere, qué necesita... y dárselo.

Estar enamorada es una fuerza que te estimula a levantarte cada mañana y ver de qué manera buscarás un momento de felicidad hoy.

Lo confieso... fue este nuevo amor el que me impulsó como un resorte a dejar atrás mi pasado tormentoso. 

Fue esta fuerza interna la que me provocó el valor para salir del hoyo en el que no supe cuándo ni cómo me caí.

Es este nuevo sentimiento el que me hizo seguir adelante hasta el final, el que me ayudó a no ceder ante las súplicas de mi ex de que no lo dejara. 

Fue este amor el que me dio la claridad para no rendirme y terminar con todo mi proceso de divorcio sin dar marcha atrás. Fue esta esperanza de ser correspondida la que me hizo alcanzar una fortaleza, serenidad y asertividad que no tuve jamás.

Y de pronto me di cuenta de que eso era lo único que me hacía falta para alcanzar todas mis metas, para valorar lo que tengo y dejar ir lo que no me toca.

Encontré toda la ternura, paciencia, consejos y cariño que siempre anhelaba en donde menos lo sospeché... Con este nuevo romance que empiezo a disfrutar cada día más me he conocido mejor que nunca a mí misma.

Descubrí que soy una mujer más inteligente de lo que pensaba, el otro día leí mi currículum y me sorprendí, nunca había valorado todo lo que he hecho, la experiencia que tengo como profesional, las importantes tareas que he desempeñado y me felicité por ser quien soy.

También me miré al espejo y me di cuenta que gracias a este nuevo amor me encontré hermosa, por primera vez en muchos años me gusté... miré poco a poco cada parte de mi y me agrada lo que veo.

Soy una mujer distinguida, alta, sí con unos kilos de más pero bastante bien distribuidos y que forman unas curvas que hacen voltear a más de uno.

Tengo una mirada poderosa porque miro directo, sin miedo y muchas veces la gente baja la mirada ante mi porque sé que impongo, pero también sé contagiar una sonrisa.

Me gustan mis manos, empiezo a amar a mi rizado y siempre alborotado cabello, cada día le saco mejor partido, descubrí que me gustan muchas partes de mi. 

Reconozco que hay mucho que mejorar pero soy una mujer completa, perfecta, sana, todo en mí funciona bien. Tengo mis brazos, mis piernas, mis ojos... aunque un poco miope pero nada que no resuelvan mis lentes de contacto.

En el camino de la vida perdí mi matriz pero eso no me hace menos, soy tan mujer como cualquiera. Sé amar con ternura, pero también con pasión.

Descubrí que todo en mi es perfectible y trabajaré en ello. Mi cuerpo y mi alma están en mis manos, yo tengo la llave de este motor. 

Y me dieron todas estas ganas de cuidar de mi, voltear los ojos hacia mí, porque me enamoré... porque quiero dar lo mejor, quiero estar bien para mi nuevo amor.

Aprendí que no estoy sola... que estoy conmigo y que mi compañía vale. Cada día me caigo mejor, me saco a pasear, me llevo al cine, me acompaño a ver algún espectáculo, voy conmigo a caminar, me doy el lujo de elegir qué comer y a dónde ir sin consultar con nadie.

Le he tomado mucho el gusto a viajar, a leer, a escribir, a meditar, a estudiar los pasos de mi programa de Codependientes en recuperación, a escuchar a otros, a empaparme de sus historias, a ser más solidaria, aprendo de los demás y me dejo ayudar.

Voy poco a poco pero cada día me siento mejor, más segura, menos temerosa.

Hasta hace algunos meses tenía tantos miedos acumulados. Me faltaban tantas cosas por hacer. En muy poco tiempo mi vida dio un giro de 360° y empecé a experimentar muchos cambios, todo nuevo.

Hoy disfruto cada reto, cada día, despierto dando gracias por respirar, por vivir un día más. Trato de ya no concentrarme en lo que me hace daño, en quitar por fin el dedo de la llaga.

Quiero sólo pensar en positivo, en vivir sólo por hoy, sin apegos, dejando ir, fluyendo en calma. Tratando de no ofenderme de más por situaciones que quedan fuera de mi alcance. Aprendiendo a ser paciente con los demás. A aceptar que el único control que tengo es sobre mi.

Estoy soltando poco a poco las riendas de mi vida a Dios, que sea él quien conduzca mi carruaje, que sea él quien decida qué es mejor para mi, sin tener yo qué decirle si le da a la derecha o a la izquierda.

No quiero elucubrar más, no quiero imaginar situaciones que no existen, contestar diálogos que no se han dado, resolver conflictos que no se han presentado. Gozar por una felicidad que no ha llegado, engañarme a mí misma haciéndome creer que el amor para mi debe venir de otro corazón que no es el mio.

Necesito aprender a no jugar en el tiempo, a no pensar más en el pasado ni en el futuro, a concentrarme en el hoy, en este momento en que me inspiré en esta reflexión y por la que me levanté a las 6:00 de la mañana, tomé la computadora y empecé a escribir.

Ahora debo irme a trabajar, hay un mundo de actividades que me esperan y que desempeñaré con mucho gusto, pero no me iré sin decir de quien me he enamorado... sin confesar mi más hermoso secreto.

Esos ojos llenos de ganas de amar que encontré hace tres meses y que me empezaron a impulsar a querer luchar por mí misma... son los míos.

Me he enamorado... de mí.

Estoy en plena conquista, en pleno romance, tratándome bonito, consintiéndome, dándome muchos regalos, quedando bien conmigo, arreglándome para mí.

Este es mi nuevo amor, el que me hace escucharme a mí, dedicarme tiempo y estar en paz.

Cuando logre por fin comprender más sobre mí misma, entonces abriré mi corazón y quizá haya espacio para alguien más, por ahora aquel vacío que me quedó lo llenaré  sólo de mi, sin embargo no me cierro... me dejaré acompañar a ratos, disfrutaré con amor de quien desee estar a mi lado y disfrutar también de mi.

Quizá con el tiempo pueda conquistar otro corazón además del mío y entonces compartiré todo este amor tan grande que soy capaz de dar, pero ahora lo haré de forma más mesurada, sin dejar de amarme a mi.

Sólo por hoy me amo a  mí y ahora me pondré bonita y me iré a trabajar por mí y para mí, ¿si no de dónde saco dinerito para seguirme consintiendo?

Hace poco perdí toda mi cosecha, seguiré con amor preparando mi terreno para volver a sembrar.

Dios mío, no dejes que se me acabe este inusitado amor que de pronto siento por mi. 

Sólo por hoy.


Soy Paty, codependiente en recuperación.