sábado, 12 de septiembre de 2015

Coraje

Coraje (ko'ɾaxe)

Sustantivo masculino
1. Actitud valiente, decidida y apasionada ante el enemigo o ante un peligro o dificultad.
2. Rabia, enfado o irritación violenta.
*Diccionario RAE

Hace algunas semanas compartí la situación en la que me encontraba atrapada. Un nuevo "amor" en la distancia que me generaba mucha ansiedad y ponía mi codependencia a flor de piel.
Desahogarme y escribir sobre ello me hizo abrir los ojos a mi situación y analizarme, darme cuenta que no sólo con él estaba cayendo en terribles conductas codependientes sino que estaba empezando a rebasar los límites. 
Haciendo favores a quien no me los pedía, tratando de resolver e intervenir en asuntos que no eran de mi incumbencia, llenándome de trabajo hasta que terminé absolutamente agotada y sobre todo muy enfadada.  
Como suele sucedernos a los codependientes "di feria de más" y salí desfalcada. Apoyé a personas que no lo merecían y acabé con un portazo en la nariz.
Hace semanas conocí a un hombre, un posible prospecto. Aunque en un principio salimos con el objetivo de emparejarnos y tuvimos una primera cita con cierto éxito, a las pocas horas nos dimos cuenta que no éramos nada compatibles.
Esa noche quedamos en ser solo amigos, pero por cuestiones de trabajo terminamos enrolados en varios asuntos y luego todo se transformó en una amistad.
Hasta ahí yo estaba tranquila, este hombre a los pocos días fue intervenido quirúrgicamente por un problema de salud y mi codependencia me hizo tratar de ayudarlo.
Como es un hombre solo en la ciudad, sin familia ni amigos cercanos me pidió ayuda y yo se la brindé sin chistar. Sentir que alguien me necesita es mi maldito veneno, así que me ganché.
Terminé siendo su chofer, su mandadera, enfermera a ratos y hasta secretaria... y todo sin nada a cambio más que las gracias y uno que otro abrazo o beso de vez en cuando.
Hubo momentos en los que me empecé a hartar y ya no lo atendía como él esperaba, empecé a sentirme molesta y a reaccionar me alejé un poco y de pronto, de la nada el sujeto me reclamó que yo estaba confundida.
Que él solo quería una amistad sin compromisos y bla bla bla. Me lo dijo en un tono de "te pongo en tu lugar" y eso me molestó demasiado.
En ningún momento pretendía yo algo más con él, pero él creía que sí. Obviamente él no sabe que yo tengo este enorme trastorno de conducta, ignora que soy codependiente y malinterpretó mi ayuda.
Me alejé de inmediato sin darle mayor explicación, él sigue creyendo que me rompió el corazón o algo así, pero en realidad lo que hizo fue ponerme de nuevo cara a cara con mi problemota.
De pronto ese repentino enfado me hizo verme desde afuera, enojarme mucho no con él sino conmigo misma. Me di una regañada atroz y me sacudí las ideas.
Me di cuenta de lo mal que estoy, que mi ansiedad provocada por mi necesidad de compañía me esta traicionando y me hace cometer estupideces.
Estuve así varios días... con mucha muina. Enojada conmigo, con necesidad hasta de castigarme. Sin embargo, reaccioné y opté por perdonarme a mi misma y transformar mi enfado en coraje.
Ese sentimiento que me ha impulsado en los últimos días a darle un portazo en la cara a todos los estúpidos hombres que no han sabido valorarme.
Para empezar borré de mi celular el número de mi lejano amor. No he vuelto a tener contacto con él. ¡No quiero! ¡Basta! Le di bloqueo en mis redes sociales a todos esos abusones que no me aportan nada y solo me roban energía.
¡Estoy muy enfadada! ¡Muy enojada con todo y con todos! Pero yo soy así, la última vez que me llené de coraje agarré un valor y una fuerza inusitada, al grado que abandoné todo y decidí cambiar mi vida entera.
Fue cuando acepté que tenía este grave problema y dejé a mi inútil ex marido y me divorcié. Fue cuando decidí emprender este camino yo sola.
Y voy a seguir así, sola... conmigo. Tengo que salir a flote, sobrevivir por mi y para mi.
Dentro de todo este panorama y ya que ando muy envalentonada, decidí abrir mi negocio, una agencia de servicios de comunicación que parece que arrancó con gran éxito.
Me han llovido proyectos de trabajo que me entusiasman mucho, empieza a generarme ganancias y ésto me ha traído un respiro que ha elevado mi autoestima. 
Como profesional soy un tiburón... como mujer soy un asustado pecesillo que se esconde en lo más oscuro de la pecera.
Así de ambigua soy. Por ahora solo me enfocaré en recuperar al 100% mi salud. En unos días voy por otra operación bastante delicada en mi abdomen así que estaré convaleciente varias semanas, después de eso a darle de trancazos de nuevo a la vida.
Este coraje me hace sentirme mejor conmigo, más orgullosa de mi, me da fuerza para aprender a decir ¡¡¡NO!!! y no permitir que nada ni nadie me siga vulnerando.
Basta de abusos, basta de malinterpretaciones, basta de enamoramientos absurdos.
Tengo que seguir, avanzar, esta lucha a cachetadas con la codependencia duele, duele mucho y cada golpe a veces sangra. 
Hace días la codependencia me había tirado al piso, pero solo por hoy puedo decir que me levanté y llevamos un empate. 
Sí puedo seguir venciendo. Hoy me toca practicar la serenidad, el valor y la sabiduría; de la mano de mi poder superior una vez más voy a lograrlo.
Sólo por hoy el coraje me mueve, debo aprovechar este fuerte impulso y a ver hasta donde llegamos.

Soy Paty, codepediente en recuperación.