miércoles, 4 de diciembre de 2013

Me doy permiso para...



REFLEXIÓN

ME DOY PERMISO PARA...

Me doy permiso para separarme de personas que me traten con brusquedad, presiones o violencia, de las que me ignoran, me niegan un beso, un abrazo...

No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia hacia mi persona de ningún tipo, sea familiar, laboral o en externo quien la pretenda ejercer sobre mi. Las personas bruscas o violentas quedan totalmente fuera de mi vida. Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás. Merezco también consideración y respeto.

Me doy permiso para No Obligarme a se "el alma de la fiesta", el que pone el entusiasmo en las situaciones, ni se la persona que pone el calor humano en el hogar, la que está dispuesta al diálogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan.

No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado. Mi propia existencia, mi Ser; ya es valioso. Si quieren continuar a mi lado deben aprender a VALORARME. Mi Presencia ya es suficiente: no he de agotarme haciendo más.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas en el trabajo. No voy a cargar con responsabilidades que corresponden a otros y que tienen tendencia a desentenderse. Si las exigencias de mis superiores son desproporcionadas hablaré con ellos clara y serenamente. Me doy permiso para no hundirme las espaldas con cargas ajenas.

Me doy permiso para dejar que se Desvanezcan los Miedos que me infundieron mis padres y las personas que me educaron. El mundo no es sólo Hostilidadn Engaño o Agresión:hay también mucha BELLEZA y ALEGRÍA inexplorada.

Decido abandonar los miedos conocidos y me arriesgo a explorar las aventuras por conocer. Más vale lo bueno que ya he ido conociendo y lo mejor que aún está por conocer. Voy a explorar sin ANGUSTIA.

Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No soy perfecto, nadie lo es,y la perfección es oprimente. Me permito rechazar las Ideas que me Inculcaron en la Infancia intentando que me amoldara a los esquemas ajenos, intentando obligarme a ser Perfecto:un hombre sin Fisuras, Rígidamende Irreprochable. Es decir : inhumano.

Asumo plenamente mi Derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren; y asumo mi Derecho a ponerles límites y barreras a algunas personas sin sentirme culpable..

No he nacido para ser víctima de nadie. Me doy permiso para no esperar alabanzas, manifestaciones de ternura o la valoración de otros. Me permito no sufrir angustia esperando una llamada telefónica, una palabra amable o un gesto de consideración.

SOY YO QUIEN ME VALORO, ME ACEPTO Y ME APRECIO. NO ESPERO A QUE VENGAN ESAS CONSIDERACIONES DESDE EL EXTERIOR.

No espero nada de afuera. Empiezo por reconocer mis valores, el resto vendrá solo. Me doy permiso para saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo.

Prefiero las relaciones menos densas. Me permito vivir con levedad, sin cargas ni demandas excesivas. No entro en su juego. No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer.

Elijo lo que da salud y vitalidad. Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico.

No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; Si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como estaré.

Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo "normal" y lo "anormal" en mis estados emocionales los ESTABLEZCO YO.

JOAQUÍN  ARGENTE

lunes, 2 de diciembre de 2013

El desapego funciona



La felicidad es como una mariposa; si la persigues siempre está fuera de tu alcance; pero si te sientas y la esperas se posará sobre tí.

(Anónimo)

Lectura de Codependientes en recuperación

Desapego

Un día, mi hijo trajo a casa a vivir con nosotros a un hámster. Lo pusimos en una jaula. Poco tiempo después, el hámster escapó. 

Durante los siguientes seis meses, el animal corría asustado y salvaje por toda la casa. Y lo mismo nosotros para atraparlo.

“Ahí está. ¡Agárralo!”, gritábamos cada vez que alguien veía al hámster. Mi hijo o yo dejábamos lo que estuviéramos haciendo, corríamos por toda la casa y nos lanzábamos sobre el animal con la esperanza de atraparlo.

Me preocupaba por él, aunque no lo viéramos. “Esto no esta bien”, pensaba.“No puedo tener a un hámster corriendo suelto por la casa. Tenemos que atraparlo. Tenemos que hacer algo”.

Un pequeño animal del tamaño de un ratón tenía en agitación a todo mundo. Un día, mientras estaba sentada en la sala, vi al animal correr por el pasillo. En estado de frenesí, empecé a abalanzarme sobre él, como generalmente lo hacía, y luego me detuve.

Me dije: Estoy harta. Si ese animal quiere vivir en los rincones y escondrijos de esta casa, voy a dejar que lo haga. Estoy harta de preocuparme por él. Estoy harta de perseguirlo. Esta es una circunstancia irregular, pero así es justamente como tendrá que ser.

Dejé que el hámster corriera sin que yo reaccionara. Me sentía un poquito incómoda con mi nueva reacción -no reaccionar-, pero me ceñí a ella de todas maneras.

Me sentí más a gusto con mi nueva reacción, no reaccionar. Al poco tiempo, estaba perfectamente en paz con la situación. Había dejado de pelear con el pequeño correlón. 

Una tarde, unas cuantas semanas después de que empecé a practicar mi nueva actitud, el hámster corrió cerca de mí, como lo había hecho tantas veces y apenas lo mire. El animal se paró en seco, volteó y me miró confundido. Empecé a abalanzarme sobre él... por supuesto empezó a correr. Me relajé. “Muy bien”, dije: “Haz lo que quieras”. Y lo decía en serio.

Una hora después, el hámster vino solito, se paró junto a mí y esperó. Gentilmente lo levanté y lo coloqué en su jaula, donde ha vivido feliz desde entonces. ¿La moraleja de la historia? No te abalances sobre el hámster. El ya está asustado y tratar de atraparlo lo único que logra es asustarlo más y te volverá loco.

El desapego funciona.

Hoy me sentiré a gusto con mi nueva reacción de no reaccionar. Me sentiré en paz.

Paty CODE.

martes, 24 de septiembre de 2013

Amar nunca será malo, necesitar ser amado... tampoco




"El amor sin ternura es puro afán de dominio y de auto afirmación hasta lo destructivo. La ternura sin amor es sensiblería blanda incapaz de crear nada".
Fernando Savater


Una vez alguien me dijo que no le gustaban los besos en los labios. Nunca alcancé a comprender porqué. Decía que era un invento de las telenovelas y de Hollywood y no permitía ser besado. 

No lograba experimentar ninguna emoción, ningún placer con ese noble gesto que es transmitir amor o deseo a través de un beso. Nunca lo entendí.

Cuando descubrí mi codependencia me di cuenta que yo necesitaba refuerzo emocional y físico, que tenía una enorme necesidad de ser abrazada, besada, confortada, amada, cuidada, protegida, sentir que era importante para alguien y me hicieron pensar que eso estaba mal.

Que depender de ese "refuerzo" del apapacho, del cariño es malo. Hoy comprendo que el basar la seguridad en alguien ajeno a ti es lo que no está bien, que enamorarse de un espejismo y basar tus expectativas de vida en una ilusión no es correcto.

Hoy entiendo que vivir con alguien sólo por ser confortado emocional y físicamente aguantando de forma indigna toda clase de situaciones, jamás será adecuado.

Pero el contacto físico, la necesidad de sentir el calor humano, la caricia suave, la pasión de un beso, el erotismo de un momento íntimo, el roce de las manos, la fuerza de un abrazo... nunca será malo.

Hoy día aún no tengo quien cubra para mi persona esa necesidad que no sólo es física, es desde adentro, de lo más profundo de mi corazón. 

Porque no sólo quiero recibir, también anhelo compartir todo lo que hay en mi alma, en mi cuerpo, toda esa ternura y pasión que sé muy bien tengo la capacidad de entregar.

Y aunque empiezo a olvidar todas esas gratas sensaciones... no significa que no las necesite y que sea malo desearlas.

Sé que algún día mi corazón resucitará al amor. Por ahora no he buscado pareja... aunque no pierdo la esperanza de que entre todas las sonrisas que Dios ha mandado últimamente a mi vida encuentre una especial que me haga vibrar de nuevo.

Las malas experiencias vividas, el rechazo, el abuso, la traición me han hecho desconfiar... pero jamás seré una persona fría ni banal.

Sé que soy una buena mujer y merezco amar y ser amada, el amor nunca será malo, necesitar ser amado... tampoco.

Soy Paty, codependiente en recuperación.

-------------------------------------------------------------------------------

LECTURA DE CODEPENDIENTES EN RECUPERACIÓN

Septiembre 24

Permitámonos tener necesidades
Podemos aceptarnos a nosotros mismos como gente que tiene necesidad, la necesidad de consuelo, de amor, de comprensión, de amistad, de un sano contacto. 

Necesitamos refuerzo positivo, alguien que nos escuche, alguien que nos dé. No somos débiles por necesitar estas cosas. 

Estas necesidades nos hacen humanos y sanos. Satisfacer nuestras necesidades –creer que merecemos satisfacerlas- nos hace felices.

Hay épocas, también, en que además de nuestras necesidades normales, estamos particularmente necesitados. En esas épocas, necesitamos más de lo que podemos dar. Eso también está bien.

Podemos aceptar e incorporar nuestras necesidades y nuestra parte necesitada, a todo nuestro ser. Podemos asumir la responsabilidad por nuestras necesidades. Eso no nos hace débiles o deficientes. 

Eso no significa que no nos estemos recuperando adecuadamente, ni tampoco significa que seamos dependientes de una manera enfermiza. Hace gobernables nuestras necesidades y a nuestra parte necesitada. 

Nuestras necesidades dejan de controlarnos, y recuperamos el control. Entonces, nuestras necesidades empiezan a ser satisfechas.

Hoy aceptaré mis necesidades y mi parte necesitada. 

Creo que merezco satisfacer mis necesidades y permitiré que eso suceda.


martes, 10 de septiembre de 2013

Amémonos a nosotros mismos incondicionalmente




LECTURA DE CODEPENDIENTES EN RECUPERACIÓN

Amémonos a nosotros mismos incondicionalmente


Ámate a ti mismo para curarte y hacerte una buena vida propia.

Ámate a ti mismo teniendo relaciones que te funcionen a ti y a la otra persona.

Ámate a ti mismo para tener paz, felicidad, alegría, éxito y contento.

Ámate a ti mismo para darte todo lo que siempre quisiste.

Podemos dejar de tratarnos a nosotros mismos en la forma como otros nos trataron, si es que se comportaron de una manera menos que sana, menos que deseable. 

Si hemos aprendido a vernos a nosotros mismos en forma crítica, condicional, devaluada y punitiva, es tiempo de parar. Otras personas nos trataron de esa manera, pero es aún peor tratarnos así ahora a nosotros mismos.

Amarnos a nosotros mismos nos puede parecer extraño, incluso tonto a veces. La gente puede acusarnos de estar siendo egoístas. No tenemos por qué creerles.

La gente que se ama a sí misma es realmente capaz de amar a los demás y de dejar que los otros amen. La gente que se ama a sí misma y que se tiene en alta estima es la que da más, la que contribuye más, la que más ama.

¿Cómo nos amamos a nosotros mismos? Forzándonos a hacerlo, al principio. Fingiéndolo si es necesario. Actuando “como sí”. Trabajando tan duro por amarnos y gustarnos como hemos trabajado por no gustarnos. Explora lo que significa amarte a ti mismo.

Haz cosas por ti mismo que reflejen un amor propio compasivo, cariñoso.

Ama todo lo tuyo, pasado, presente y futuro. Perdónate tan pronto y tan frecuentemente como sea necesario. Date ánimos. Halágate tú mismo.

Si pensamos y creemos ideas negativas, saquémoslas a la luz pronta y honestamente, para que podamos reemplazar esas creencias por otras mejores.

Date palmaditas en la espalda cuando sea necesario. Disciplinate a ti mismo cuando sea necesario. Pide ayuda, pide tiempo, pide lo que necesites.

A veces, date tus gustos. No te trates a ti mismo como a una mula de carga, siempre tirando mas duro. Aprende a ser bueno contigo mismo. Elige conductas que tengan consecuencias preferibles, tratarte bien es una de ellas.

Aprende a detener tu dolor, aunque eso signifique tomar decisiones difíciles. No te prives innecesariamente. A veces, date a ti mismo lo que quieras, simplemente por que quieres.

Deja de estarte explicando y justificando. Cuando cometas errores, déjalos ir. Aprendemos, crecemos y aprendemos algo más. Y a través de todo ello, nos amamos a nosotros mismos.

Trabajamos en ello y luego trabajamos más en ello. Un día nos despertaremos, nos veremos en el espejo y descubriremos que amarnos a nosotros mismos se ha hecho algo habitual. 

Ahora estamos viviendo con una persona que da y recibe amor, porque esa persona se ama a sí misma. El amor propio tomará las riendas y se convertirá en una fuerza directriz en nuestra vida.

“Hoy trabajaré en amarme a mí mismo. Trabajaré tan duro por amarme a mí mismo como he trabajado para no gustarme. Ayúdame a dejar ir el odio de mí mismo y las conductas que reflejan que no me gusto a mí mismo. Ayúdame a remplazarlas con conductas que reflejan amor propio. Hoy, Dios mío, ayúdame a tenerme en alta estima. Ayúdame a saber que soy digno de ser amado y capaz de dar y recibir amor”.

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

sábado, 7 de septiembre de 2013

Luciérnagas en mi noche


¡Luciérnagas! En el río las tinieblas pasan.
Kagy no Chiyo



Hace algunas semanas sentí que mi vida se había quedado como la hermosa canción de Fernando Delgadillo, como una "Noche sin luciérnagas", así sentí como si de pronto me quedara a oscuras en medio de la nada, sin poder sostenerme de nadie.

Sentí desesperanza, una melancolía inexplicable. Sin embargo, el dolor que me partía en dos se fue, pero el amor también.  Ya no me sentía con interés en nada, ni en nadie. De pronto me invadió un desapego atroz por todo y por todos, sólo quería vivir para mi.

Así que dejé que la vida me llevara así sin rumbo ni dirección. Sin muchas ganas, con más desesperanza que fe, decidí entregarle por fin las riendas a Dios y dejar que me sorprendiera... y lo está haciendo.

Tenía la necesidad de tener una luz que me iluminara, algo. Una chispa, algo que me encendiera de nuevo el motor. De pronto me sentía así, como auto descompuesto, sin combustible, no sé cómo describirlo.

Y llegó una sorpresa, dar clases de redacción a jóvenes que inician una carrera de nivel superior. Al principio no me entusiasmaba mucho, lo hice la verdad como un favor a una amiga que no pudo tomar el horario.

Sin embargo, al ir conociendo a mis alumnos... lo confieso, me he enamorado de ellos. Son 15 muchachos que estudian por la noche pero que trabajan de día o cursan otras carreras. Todos tienen en común un enorme deseo de superación.

Me di cuenta que podía combinar mi clase de redacción con algunos consejos de vida y lo están tomando muy bien. Creo que encontré un objetivo, una meta, un motivo para levantarme todos los días.

Preparo mi clase con mucho gusto y llegar al salón y contagiarme de su risa, sus bromas, su juventud me hacen sentirme viva otra vez.

No pocas veces nos hemos extendido en el horario, ya que no me quieren interrumpir porque les gusta mucho mi clase, me siento correspondida, me demuestran admiración y respeto, eso me agrada mucho.

Voy sólo tres veces a la semana, sigo adelante con mi rehabilitación emocional en el grupo de codependientes y continúo también con mi trabajo principal dirigiendo un área de comunicación de cobertura estatal.

El trabajo es mucho, los fines de semana me dedico a diseñar para mi pequeño negocio personal, así que tengo mis días completamente llenos de actividades.

Otra buena noticia es que renté mi casa. Sí, esa que tuve que abandonar luego de mi intempestivo divorcio. La arrendé amueblada a un ingeniero que espero me la sepa cuidar, eso me dará un ingreso extra que la verdad no esperaba y que me permitirá sobrellevar mejor las deudas que me dejó mi ex marido por sus errores.

Mantenerme tan ocupada me ayuda a tener la mente ocupada, a no pensar en nada, a no elucubrar, no hacer planes, sin embargo de pronto sigo cometiendo errores, interpretando cosas que no son y mandando mensajes que no debo enviar.

Pero me perdono, me perdono de verdad porque estoy aprendiendo a base de tropiezos... y se vale, soy humana.

En esta semana también fue el aniversario del programa de radio que hace tiempo me permiten conducir y recibí muchas felicitaciones, eso me llenó el corazón de alegría.

Ahora veo mi vida distinta, hace semanas veía todo oscuro. Como que ya se había terminado el camino para mí y de pronto empezaron a brillar luciérnagas, que como un amigo me dijo una vez... son esperanzas. 

Cada detalle, persona o situación nueva me ha ido dando motivos para seguir adelante, para volver a sonreír, a sentirme contenta, esperanzada de que todo estará bien y que seguirán llegando a mi vida cosas buenas.

No sé si las merezco, pero las necesito mucho.

Quiero seguir así, viendo brillar luciérnagas a mi alrededor... que sean tantas como para iluminarme por completo el camino y seguir adelante cada día más segura, sin miedo.

Tengo a mi familia y amigos, ahora tengo a mis alumnos, a mis lectores, a mis radioescuchas, hay mucha atención sobre mi persona, aunque mi corazón aún se siente duro y frío ojalá que poco a poco empiece a ablandarse de nuevo.

No pierdo la fe de encontrar de nuevo el amor de pareja. Yo sí quiero tener un compañero con quien compartir mi tiempo libre, mi espacio, mis ideas, mis pensamientos, mis sentimientos y emociones.

Aunque me divierto mucho saliendo sola, a veces me hace mucha falta un compañero. La semana pasada fui sola a bailar y fue una experiencia diferente, la verdad sí me divertí mucho, ahí encontré conocidos y desconocidos con quienes bailé música de mis tiempos durante horas.

Llegué a casa lo que le sigue de cansada pero muy feliz conmigo misma por haberme atrevido. Y pues sigo saliendo sola al cine, hoy fui a un espectáculo charro, el otro día a la presentación de un libro, en fin, siempre hay a dónde ir.

Aunque me agrada mi propia compañía, sí quisiera tener con quien compartir mis comentarios e impresiones sobre lo que voy viviendo y sintiendo día a día... y obvio que le importe mi opinión y disfrute estar conmigo.

Pero bueno, si Dios así lo dispone, ya llegará la persona adecuada. Pretendientes siguen surgiendo, pero ninguno que yo vea con la seriedad para iniciar una relación real.

La verdad me han hecho propuestas, pero van por el lado más de la diversión, de una cuestión sólo sexual, momentánea, pero la verdad no es lo que yo necesito, además nunca he sido de compañeros casuales, por ahora no quiero relaciones que sólo me dejen dudas.

Mejor sigo ocupada, ejerciendo mis múltiples roles, entretenida con mis clases, mi trabajo, mi negocio, mis libros, mis proyectos, mi espacio en radio, mi familia, mis amistades, mis redes sociales, etc, etc, etc.

Así va mi vida, oscura aún pero cada día llenándose más de pequeñas luciérnagas que alumbran mi noche. No pierdo la esperanza de que pronto amanecerá.

Sólo por hoy, confío en Dios... anda Dios mío, sigue sorprendiéndome, estoy en tus manos completamente.

Soy Paty, codependiente en recuperación.




sábado, 24 de agosto de 2013

¿Se me secó el corazón?


"Sin ti las emociones de hoy 
no son más que la piel muerta 
de las emociones de ayer"...

Pues sigo como anestesiada... tengo días envuelta en una avalancha de trabajo que no me deja pensar en casi nada que no sean mis compromisos laborales.

No conforme con tener un trabajo fijo de 8 horas (es un decir, porque me exigen disposición las 24 horas), tener un pequeño negocio on line que me requiere también una inversión de tiempo y creatividad... me atreví a dar el sí para impartir clases de redacción en una Universidad.

Lo que más me gusta es que cada vez más mis actividades giran en torno a escribir, que es lo que más amo. Vivir rodeada de letras, frases, ideas que aprendo de otros y transmito a través de los espacios donde me permiten publicar, cada día descubro más lo que me gusta escribir, sin embargo me sigo alejando de escribir para mi.

En este momento me encuentro agotada, es de madrugada pero necesito expresarme, sacar mi "veneno". 

Sigo sola. Mi mundo sigue lleno de trabajo pero ausente de afectos y de dolores.

Este estado emocional tan extraño me confunde. Este no sentir nada no me gusta. ¿Dónde están mis emociones? ¿A dónde se fue mi sentir? ¿Por qué ya no siento amor, rencor, tristeza, miedo, angustia, rabia... ni siquiera dolor?

¿Es acaso que se me secó el corazón? ¿de verdad se me terminaron las lágrimas? ¿A dónde se fue mi risa? Hace tanto tiempo que no escucho mis propias carcajadas tan peculiares por escandalosas... ¿qué apagó el brillo de mis ojos?

Me veo en el espejo y me veo distinta. Hasta siento que envejecí. Sigo bajando poquito a poco de peso y ni siquiera estoy a dieta, simplemente es porque trabajo demasiado, camino mucho porque sigo sin auto y como poco. 

La mayoría de las veces porque no me da tiempo para comer, otras porque se me olvida... no sé que sucede, no tengo hambre, ni antojos, ni ganas de comer nada. Sólo bebo mucha agua y ando de aquí para allá resolviendo pendientes o paso horas clavada tras el monitor escupiendo letras.

Ando como un zombie... ¿dónde quedó mi entusiasmo? ¿esas ganas de comerme al mundo? Las últimas semanas además del trabajo me di tiempo de salir, de conocer gente nueva pero aún así no pasa nada.

Me dejo llevar como hoja al viento, me invitan y si tengo tiempo voy. Estoy ahí, pero mi mente y mi corazón no están. No sé a donde se fueron. 

Por insistencia de una amiga hace días conocí a un primo suyo, es un ingeniero constructor de 45 años, es un buen hombre, igual de solitario que yo... igual de herido que yo. Salimos una vez, es guapo, educado, tranquilo... pero no sentí "click".

Aunque parece que él sí lo sintió porque me ha estado buscando para una cita, dice que le gusté mucho, que me admira, que le parezco muy inteligente, culta, fina... (dijo: ¿fina? jajjaa) 

La verdad no me he decidido a intentarlo, por ahora me ando escudando en mis múltiples ocupaciones. Me cae bien, pero no tengo ganas de iniciar nada con nadie. No creo que éste sea un buen momento. 

Desde que mi esposo se fue me siento un poco vacía. Algo de mi se fue con él. 

He seguido en la rehabilitación como codependiente. Me he dado el tiempo necesario para continuar, a pesar de mi trabajo, mi negocio y mis clases, hay un día a la semana que dedico una tarde entera para mi sesión. Para aprender más de los doce pasos y compartir.

A veces me cuesta por el cansancio, porque es la única tarde libre que tengo, pero me obligo a ir, le pongo voluntad porque todo es por mi bien.

Ahora no sé qué es esto que me envuelve. Nunca había conocido la paz emocional, la serenidad del espíritu y no sé si es esto lo que siento.

Lo que sé es que los días pasan muy rápido y la verdad no me siento feliz. Esta calma chicha ya se prolongó demasiado. Quisiera encontrar de nuevo la chispa, la emoción, la risa.

Pero no sólo reír por reír... quiero sonreír desde adentro.

Esa sonrisa que hace unos meses me brotó desde el alma. Esa que me hacía sentir una vibración interna, una cosquillita que me encendía un motor, una flama, una energía bien especial que me inundaba toda por dentro.

Esa que me movía a estar de buenas todo el día, esa que contrariaba a todos porque se supone que ¡me estaba divorciando! Mi cara toda sonrisa y mis ojos por demás brillantes no correspondían con el momento que estaba viviendo. 

Pero fue precisamente esa energía tan hermosa, ese brillo interno el que me permitió atravesar toda esa tormenta y salir victoriosa, esa inusitada fuerza y amor por mi misma no se ha ido. Me sigo queriendo, de hecho cada día me quiero más. Sigo enamorada de mi. 

Me gusta mucho cómo soy. Me siento de verdad muy orgullosa de mi. De mis logros, de mis alcances. De mi forma de ser, incluso de mi físico. 

Amo mi rostro porque es especial, es único, es bello, es armónico, tengo bellas facciones, con cejas muy definidas, ojos grandes y expresivos de una intensa mirada café oscuro y mis labios con todo y su eterna curvita hacia abajo, son lindos.

Hoy acepto mi cuerpo tal cual cómo es, porque ha resistido batallas muy duras y me tiene aún con vida. Y aunque es de talla grande, es bastante femenino, lleno de curvas y armonioso. Sí... me gusta.

Creo que voy avanzando en mi proceso de sanación emocional. Por lo menos se fue el intenso dolor que me partía por dentro. 

El sentir que extraño la compañía de mi ex y tener la fuerza de voluntad para no buscarlo por dignidad, por congruencia. Es un verdadero reto dominarme a mí misma y no dejarme llevar por la nostalgia.

Pero es un dolor extraño, suave... resignado. Como un suspiro incompleto. Como una zozobra. Un hueco en el estómago. En el alma.

Pero yo sigo preguntándome ¿qué me pasa? ¿dónde están mis emociones? ¿a dónde se fue mi corazón? ¿A dónde se fue mi risa? ¿Acaso se fueron con él?

Más que extrañarlo a él... extraño mucho la mujer que era cuando estaba a su lado en los primeros años, me sentía segura, feliz, tranquila, serena, ilusionada, divertida, entusiasmada... con chispa.

Quiero volver a ser esa mujer maravillosa y llena de fuerza interna y de luz que siempre resurge de las cenizas.

Hoy tengo que reestructurar esta nueva realidad de estar sola yo, conmigo. Esta verdad donde no tengo a nadie, sólo a mí.

Donde la responsabilidad de cuidar de mi persona recae única y exclusivamente en mí. Y no sólo vigilar mi salud, mi bienestar... también despertar de este letargo emocional en el que me estoy estacionando.

Seguiré buscando la forma de encender la chispa. No puedo seguir apagada. Clavada sólo en los libros y escribiendo. Evadiéndome de los demás para no dar explicaciones.

Recordar que debo trabajar para vivir... no vivir para trabajar.

Tengo que ver la manera de equilibrar las cosas porque si no moriré de cansancio... y de soledad.

Empieza a pesarme estar sola. Rodeada de mucha gente que me ama. Mis padres, mis amistades, mis compañeros del grupo de rehabilitación... pero no puedo evitar sentirme así... sola con un huecote en el alma, con el corazón seco.

Ya volverá la alegría, el regocijo por vivir. Mientras seguiré serena... navegando sin rumbo, sin dirección, sin planes... viviendo los días uno a la vez, sólo dejándome llevar.

Por fin le entregué las riendas a Dios y él me sigue sorprendiendo. La propuesta de dar clases era un sueño de hace años y llegó así, de la nada, sin buscarlo, sin pedirlo, sin esperarlo. 

Dejé ir con amor a los que amo y aunque los extraño me siento en paz porque hice lo correcto. Porque nunca más mendigaré cariño ni aceptación. Porque nunca más seré tapete de nadie... ni siquiera en nombre del amor.

Confiaré en Dios que en algún momento me dará motivos para que vuelva la sonrisa y el brillo de mis ojos.

Pondré mi voluntad desde hoy para disfrutar cada momento, cada persona, cada situación. Porque nada volverá. Todo es temporal y pasajero, lo bueno, lo malo.

No quiero esperar nada, la vida es hoy, cada instante. No es necesario que nadie esté junto a mí para disfrutar la vida.

No debo esperar a tener una pareja para sentirme completa y feliz. Yo estoy entera. No me falta nada... tengo salud, tengo un muy buen trabajo, tengo a mi familia, tengo amistades, ahora tengo alumnos, tengo clientes en mi negocito, tengo también lectores que me hacen el favor de regalarme su tiempo para atender mis escritos.

Mi vida es buena, dejaré de autosabotearme y de autovictimizarme. No pensaré más en lo que no tengo, en lo que me falta, en lo que ya se fue.

Doy gracias a Dios porque ya no hay dolor. Doy gracias porque me rodea el amor. Doy gracias porque he aprendido a amarme a mí misma. Doy gracias porque vivo, porque respiro, porque despierto, porque tengo un cerebro y un corazón que aunque ahora está como seco... sigue latiendo fuertemente.

Me concentraré en lo que tengo y en lo que vivo minuto a minuto, planeando sólo lo que debo por cuestiones laborales y lo demás lo dejaré igual en manos de Dios.

Nadie mejor que él para llevar el timón de este maltrecho barco que sigue a la deriva.

Me daré la oportunidad de aprender a disfrutar... sólo por hoy.

Soy Paty, codependiente en recuperación.
















jueves, 22 de agosto de 2013

Tiempo de reprogramar




LECTURA DE CODEPENDIENTES ANÓNIMOS

Tiempo de reprogramar


No pidas amor hasta que estés listo para estar sanado lo suficiente para dar amor y recibirlo.

No pidas alegría hasta que estés listo para sentir tu dolor y liberarlo, para que puedas sentir alegría.

No pidas el éxito hasta que estés listo para conquistar las conductas con las que lo sabotearías.

¿No sería bueno que pudiéramos imaginarnos que tenemos o nos hemos convertido –y luego que hemos recibido de inmediato- en aquello que queríamos? 

Podemos tener y ser todo lo bueno que queramos. Todo lo bueno es nuestro si lo pedimos. Pero primero se debe sembrar el campo, hacer un trabajo de preparación.

Un jardinero no plantaría las semillas a menos que la tierra estuviera adecuadamente preparada para cobijar y alimentar esas semillas. 

Plantarlas sería un esfuerzo desperdiciado. Sería para nosotros un esfuerzo desperdiciado tener lo que queremos antes de estar listos para ello.

Primero necesitamos hacernos conscientes de nuestro deseo o necesidad. ¡Esto puede no ser fácil! 

Muchos de nosotros nos hemos acostumbrado a callar la voz interior de nuestros deseos y necesidades. 

A veces, la vida tiene que trabajar muy duro para captar nuestra atención.

Luego dejamos ir nuestra vieja "programación", las conductas y creencias que interfieren con fomentar y promover lo bueno. 

Muchos de nosotros tenemos fuertes programas de sabotaje, aprendidos desde la niñez, de los que necesitamos liberarnos. Podremos necesitar "actuar como si" durante un tiempo hasta que se vuelva realidad la creencia de que merecemos lo bueno.

Combinamos este proceso con mucho dejar ir, mientras nos está cambiando hasta la médula.

Hay una naturalidad en este proceso, pero puede ser intenso. Se lleva su tiempo.

Las cosas buenas son nuestras si las pedimos, si estamos dispuestos a participar en la labor de preparar el campo. 

Trabaja y espera.

Hoy, Dios mío, dame el valor para identificar el bien que quiero en mi vida y para pedirlo.

Dame también la fe y la energía que necesito para llevar a cabo la labor de preparación que debo hacer primero.



Soy Paty, codependiente en recuperación.

viernes, 16 de agosto de 2013

Desapeguémonos en las relaciones




LECTURA DE CODEPENDIENTES ANÓNIMOS

Agosto 16

Desapeguémonos en las relaciones


Cuando al principio nos vemos expuestos al concepto del desapego, muchos de nosotros lo encontramos objetable y cuestionable. 

Podemos pensar que desapegarse significa que a uno no le importan los demás. 

Podemos creer que al controlar, al preocuparnos, y al tratar de forzar las cosas a que sucedan, estamos demostrando cuánto nos importan.

Podemos creer que el controlar, el preocuparnos y el forzar las cosas, de alguna manera afectarán el resultado que deseamos. Controlar, preocuparse y forzar no funciona. 

Aunque tuviéramos razón, el controlar no funciona.  En algunos casos puede impedir de hecho, el resultado que esperamos.

A medida que practicamos el desapego con la gente en nuestra vida, empezamos lentamente a aprender la verdad. 

Desapegarse, y de preferencia desapegarse con amor, es una conducta en las relaciones que sí funciona .

También aprendemos algo más. El desapego -el dejar ir nuestra necesidad de controlar a la gente- mejora todas nuestras relaciones.

Le abre la puerta al mejor resultado posible. Reduce nuestro nivel de frustración y nos libera a nosotros mismos y a los demás para vivir en paz y armonía.

Desapegarse quiere decir que nos importamos nosotros mismos y que nos importan los demás. Nos libera para tomar las mejores decisiones posibles. Nos capacita para fijar los límites sanos que necesitamos establecer con la gente que amamos. 

Nos permite tener nuestros sentimientos, dejar de reaccionar e iniciar un posible curso de acción. Alienta a los demás a hacer lo mismo.

Le permite a nuestro Poder Superior entrar en escena y obrar.

Hoy confiaré en el proceso de desapegarme con amor. 

Entenderé que no solo estoy dejando ir; estoy dejando ir las cosas y dejando actuar a Dios.

Estoy amando a los demás, pero también me estoy amando a mí mismo.

lunes, 12 de agosto de 2013

Sin palabras


"El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos".
Miles Davis (1926-1991) 
Músico de jazz estadounidense.


Tengo varios días en silencio, aislada, en un estado de serenidad total sólo acompañada de mí misma.

Primero porque enfermé de mi garganta y quedé prácticamente muda pero el problema pasó y yo seguí callada. Siento que se me acabaron las ganas de hablar, ya no tengo palabras ni letras.

Me encuentro en un estado extraño. Estacionada. Como hoja al viento, sin rumbo. Viendo pasar los días en medio de la rutina, con el mismo trabajo de costumbre, generando textos oficiales y escribiendo para otros, pero no sé porqué me está costando escribir de nuevo para mi.

Durante estos días en varias ocasiones abrí el Blog, abrí entrada y al tener la hoja en blanco me quedaba la mente igual. Han pasado cosas que me han movido el alma pero me han dejado así... sin palabras.

Hace una semana se quitó la vida una conocida, muy jovencita. Dicen que por un amor no correspondido y me dolió saber que aún hay quien muere "por amor", cuando en realidad lo que sucede es falta de amor propio, cobardía por vivir, por sufrir, por seguir. 

Me dolió saberlo... me dolió entenderla... me dolió recordar que cuando perdí la esperanza de un hijo propio también quise escapar así.

Y llevo días en silencio casi total, me quedé afónica por una fuerte infección en mi garganta y mis bronquios, por los cambios de clima, exceso de sol.

El día que amanecí con fiebre y casi delirando me encontraba completamente sola, mis padres con quienes vivo desde que me divorcié, se habían ido a pasar unos días con mi hermano en otra ciudad y no tenía a nadie cerca.

Por primera vez me tocó atenderme sola, cuidar de mi mientras regresaban. Esos días no fui a trabajar y de pronto como de mi boca ya no salían palabras, mi mente también se fue quedando como en blanco... en absoluta paz.

Es como si me hubiera desconectado de todo y de todos, un vivir sin sentimientos de nada, es extraño. No siento dolor, ni amor, ni esperanza, ni pena, ni miedo... nada. Indiferencia total. No hay risa... ni llanto. Me siento hueca.

Me descubrí en ese estado de silencio absoluto, sólo mirando el techo, sin ganas de nada... sin elucubrar ni para bien, ni para mal. Sin ánimos de leer, de diseñar, ni de ver televisión, ni de escribir. Como muerta en vida. 

Me di cuenta también de que ya casi no sonrío, pero tampoco lloro... ya no me salen lágrimas, no sé en qué momento se me secó el corazón. 

Me pregunté a mí misma si entonces así sería de ahora en adelante mi vida... y no me gustó.

Estoy como en un extraño estado de trance en el que no sé qué decir, qué hacer, hacia dónde caminar, sin planes, sin ilusiones, sin esperanzas. Sólo dejándome llevar.

Por fin le solté a mi Dios las riendas de mi vida, pero ahora me asusta que no me siento dueña de mi. No tengo ánimos de nada. No siento estar deprimida porque no es tristeza lo que hay en mi corazón. Es un estado como de desesperanza, de vacío, de desgano.

A pesar de que ya recuperé mi voz no tengo ganas de hablar. Me ha dado por quedarme en cualquier sitio sólo contemplando el panorama, sintiendo la brisa fresca. Me he sorprendido a mí misma sentada junto a una ventana, simplemente viendo llover sin pensar en nada.

Sigo fluyendo, cuando tengo que trabajar lo hago en silencio y con la misma concentración y calidad de siempre, pero extrañamente en absoluto silencio, lo cual no es usual en mi.

¿Qué extraña paz me envuelve? ¿Qué es este sentimiento de todo y nada que me oprime el corazón? ¿Es miedo a intentar de nuevo? ¿pero intentar qué? ¿Será desilusión total? 

Ojalá pase pronto, esta paralización de emociones empieza a hacerse costumbre y no me agrada. No quiero que me envuelva la amargura, ni la tristeza, ni el exceso de calma... quiero que algo vuelva a tocarme el corazón.

He vivido toda mi vida en medio de muchos conflictos, y ahora de pronto ya no los hay y no sé qué hacer con tanta serenidad. Sé que esto es bueno, no quiero sufrir más... pero sí volver a gozar, sentir entusiasmo por vivir, salir, hablar, socializar, convivir como antes.

Sin darme cuenta me fui alejando de mi familia, de mis amigos, de mis libros, mi espacio de escritura y estoy como en medio de un prolongado paréntesis, una pausa que ya se alargó de más.

No pasa nada en mi vida, ni bueno ni malo. 

¿Así será de ahora en adelante?

No lo sé... Dios dirá.

Soy Paty, codependiente en recuperación.





jueves, 8 de agosto de 2013

La dependencia afectiva




La dependencia afectiva
Por Walter Riso


Depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el autorrespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracional-mente. Cuando el apego está presente, entregarse, más que un acto de cariño desinteresado y generoso, es una forma de capitulación, una rendición guiada por el miedo con el fin de preservar lo bueno que ofrece la relación. Bajo el disfraz del amor romántico, la persona apegada comienza a sufrir una despersonalización lenta e implacable hasta convertirse en un anexo de la persona “amada”, un simple apéndice. Cuando la dependencia es mutua, el enredo es funesto y tragicómico: si uno estornuda, el otro se suena la nariz. O, en una descripción igualmente malsana: si uno tiene frío, el otro se pone el abrigo.

“Mi existencia no tiene sentido sin ella”, “Vivo por él y para él”, “Ella lo es todo para mí”, “Él es lo más importante de mi vida”, “No sé qué haría sin ella”, “Si él me faltara, me mataría”, “Te idolatro”, “Te necesito”, en fin, la lista de este tipo de expresiones y “declaraciones de amor” es interminable y bastante conocida. En más de una ocasión las hemos recitado, cantado bajo una ventana, escrito o, simplemente, han brotado sin pudor alguno de un corazón palpitante y deseoso de comunicar afecto. Pensamos que estas afirmaciones son muestras de amor, representaciones verdaderas y confiables del más puro e incondicional de los sentimientos. De manera contradictoria, la tradición ha pretendido inculcarnos un paradigma distorsionado y pesimista: el auténtico amor, irremediablemente, debe estar infectado de adicción. Un absoluto disparate. No importa cómo se quiera plantear, la obediencia debida, la adherencia y la subordinación que caracterizan al estilo dependiente no son lo más recomendable.
Cuatro interrogantes: ¿Eres capaz de pasar momentos sin tu pareja y disfrutarlos? ¿Sientes que tu vida no tiene mucho sentido sin la persona que amas? ¿El desapego es desamor? ¿Una relación dónde pierdas tu autonomía no es una forma de esclavitud socialmente aceptada?

TOMADO DEL BLOG OFICIAL DE WALTER RISO