¡Luciérnagas! En el río las tinieblas pasan.
Kagy no Chiyo
Hace algunas semanas sentí que mi vida se había quedado como la hermosa canción de Fernando Delgadillo, como una "Noche sin luciérnagas", así sentí como si de pronto me quedara a oscuras en medio de la nada, sin poder sostenerme de nadie.
Sentí desesperanza, una melancolía inexplicable. Sin embargo, el dolor que me partía en dos se fue, pero el amor también. Ya no me sentía con interés en nada, ni en nadie. De pronto me invadió un desapego atroz por todo y por todos, sólo quería vivir para mi.
Así que dejé que la vida me llevara así sin rumbo ni dirección. Sin muchas ganas, con más desesperanza que fe, decidí entregarle por fin las riendas a Dios y dejar que me sorprendiera... y lo está haciendo.
Tenía la necesidad de tener una luz que me iluminara, algo. Una chispa, algo que me encendiera de nuevo el motor. De pronto me sentía así, como auto descompuesto, sin combustible, no sé cómo describirlo.
Y llegó una sorpresa, dar clases de redacción a jóvenes que inician una carrera de nivel superior. Al principio no me entusiasmaba mucho, lo hice la verdad como un favor a una amiga que no pudo tomar el horario.
Sin embargo, al ir conociendo a mis alumnos... lo confieso, me he enamorado de ellos. Son 15 muchachos que estudian por la noche pero que trabajan de día o cursan otras carreras. Todos tienen en común un enorme deseo de superación.
Me di cuenta que podía combinar mi clase de redacción con algunos consejos de vida y lo están tomando muy bien. Creo que encontré un objetivo, una meta, un motivo para levantarme todos los días.
Preparo mi clase con mucho gusto y llegar al salón y contagiarme de su risa, sus bromas, su juventud me hacen sentirme viva otra vez.
No pocas veces nos hemos extendido en el horario, ya que no me quieren interrumpir porque les gusta mucho mi clase, me siento correspondida, me demuestran admiración y respeto, eso me agrada mucho.
Voy sólo tres veces a la semana, sigo adelante con mi rehabilitación emocional en el grupo de codependientes y continúo también con mi trabajo principal dirigiendo un área de comunicación de cobertura estatal.
El trabajo es mucho, los fines de semana me dedico a diseñar para mi pequeño negocio personal, así que tengo mis días completamente llenos de actividades.
Otra buena noticia es que renté mi casa. Sí, esa que tuve que abandonar luego de mi intempestivo divorcio. La arrendé amueblada a un ingeniero que espero me la sepa cuidar, eso me dará un ingreso extra que la verdad no esperaba y que me permitirá sobrellevar mejor las deudas que me dejó mi ex marido por sus errores.
Mantenerme tan ocupada me ayuda a tener la mente ocupada, a no pensar en nada, a no elucubrar, no hacer planes, sin embargo de pronto sigo cometiendo errores, interpretando cosas que no son y mandando mensajes que no debo enviar.
Pero me perdono, me perdono de verdad porque estoy aprendiendo a base de tropiezos... y se vale, soy humana.
En esta semana también fue el aniversario del programa de radio que hace tiempo me permiten conducir y recibí muchas felicitaciones, eso me llenó el corazón de alegría.
Ahora veo mi vida distinta, hace semanas veía todo oscuro. Como que ya se había terminado el camino para mí y de pronto empezaron a brillar luciérnagas, que como un amigo me dijo una vez... son esperanzas.
Cada detalle, persona o situación nueva me ha ido dando motivos para seguir adelante, para volver a sonreír, a sentirme contenta, esperanzada de que todo estará bien y que seguirán llegando a mi vida cosas buenas.
No sé si las merezco, pero las necesito mucho.
Quiero seguir así, viendo brillar luciérnagas a mi alrededor... que sean tantas como para iluminarme por completo el camino y seguir adelante cada día más segura, sin miedo.
Tengo a mi familia y amigos, ahora tengo a mis alumnos, a mis lectores, a mis radioescuchas, hay mucha atención sobre mi persona, aunque mi corazón aún se siente duro y frío ojalá que poco a poco empiece a ablandarse de nuevo.
No pierdo la fe de encontrar de nuevo el amor de pareja. Yo sí quiero tener un compañero con quien compartir mi tiempo libre, mi espacio, mis ideas, mis pensamientos, mis sentimientos y emociones.
Aunque me divierto mucho saliendo sola, a veces me hace mucha falta un compañero. La semana pasada fui sola a bailar y fue una experiencia diferente, la verdad sí me divertí mucho, ahí encontré conocidos y desconocidos con quienes bailé música de mis tiempos durante horas.
Llegué a casa lo que le sigue de cansada pero muy feliz conmigo misma por haberme atrevido. Y pues sigo saliendo sola al cine, hoy fui a un espectáculo charro, el otro día a la presentación de un libro, en fin, siempre hay a dónde ir.
Aunque me agrada mi propia compañía, sí quisiera tener con quien compartir mis comentarios e impresiones sobre lo que voy viviendo y sintiendo día a día... y obvio que le importe mi opinión y disfrute estar conmigo.
Pero bueno, si Dios así lo dispone, ya llegará la persona adecuada. Pretendientes siguen surgiendo, pero ninguno que yo vea con la seriedad para iniciar una relación real.
La verdad me han hecho propuestas, pero van por el lado más de la diversión, de una cuestión sólo sexual, momentánea, pero la verdad no es lo que yo necesito, además nunca he sido de compañeros casuales, por ahora no quiero relaciones que sólo me dejen dudas.
Mejor sigo ocupada, ejerciendo mis múltiples roles, entretenida con mis clases, mi trabajo, mi negocio, mis libros, mis proyectos, mi espacio en radio, mi familia, mis amistades, mis redes sociales, etc, etc, etc.
Así va mi vida, oscura aún pero cada día llenándose más de pequeñas luciérnagas que alumbran mi noche. No pierdo la esperanza de que pronto amanecerá.
Sólo por hoy, confío en Dios... anda Dios mío, sigue sorprendiéndome, estoy en tus manos completamente.
Soy Paty, codependiente en recuperación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario