martes, 24 de septiembre de 2013

Amar nunca será malo, necesitar ser amado... tampoco




"El amor sin ternura es puro afán de dominio y de auto afirmación hasta lo destructivo. La ternura sin amor es sensiblería blanda incapaz de crear nada".
Fernando Savater


Una vez alguien me dijo que no le gustaban los besos en los labios. Nunca alcancé a comprender porqué. Decía que era un invento de las telenovelas y de Hollywood y no permitía ser besado. 

No lograba experimentar ninguna emoción, ningún placer con ese noble gesto que es transmitir amor o deseo a través de un beso. Nunca lo entendí.

Cuando descubrí mi codependencia me di cuenta que yo necesitaba refuerzo emocional y físico, que tenía una enorme necesidad de ser abrazada, besada, confortada, amada, cuidada, protegida, sentir que era importante para alguien y me hicieron pensar que eso estaba mal.

Que depender de ese "refuerzo" del apapacho, del cariño es malo. Hoy comprendo que el basar la seguridad en alguien ajeno a ti es lo que no está bien, que enamorarse de un espejismo y basar tus expectativas de vida en una ilusión no es correcto.

Hoy entiendo que vivir con alguien sólo por ser confortado emocional y físicamente aguantando de forma indigna toda clase de situaciones, jamás será adecuado.

Pero el contacto físico, la necesidad de sentir el calor humano, la caricia suave, la pasión de un beso, el erotismo de un momento íntimo, el roce de las manos, la fuerza de un abrazo... nunca será malo.

Hoy día aún no tengo quien cubra para mi persona esa necesidad que no sólo es física, es desde adentro, de lo más profundo de mi corazón. 

Porque no sólo quiero recibir, también anhelo compartir todo lo que hay en mi alma, en mi cuerpo, toda esa ternura y pasión que sé muy bien tengo la capacidad de entregar.

Y aunque empiezo a olvidar todas esas gratas sensaciones... no significa que no las necesite y que sea malo desearlas.

Sé que algún día mi corazón resucitará al amor. Por ahora no he buscado pareja... aunque no pierdo la esperanza de que entre todas las sonrisas que Dios ha mandado últimamente a mi vida encuentre una especial que me haga vibrar de nuevo.

Las malas experiencias vividas, el rechazo, el abuso, la traición me han hecho desconfiar... pero jamás seré una persona fría ni banal.

Sé que soy una buena mujer y merezco amar y ser amada, el amor nunca será malo, necesitar ser amado... tampoco.

Soy Paty, codependiente en recuperación.

-------------------------------------------------------------------------------

LECTURA DE CODEPENDIENTES EN RECUPERACIÓN

Septiembre 24

Permitámonos tener necesidades
Podemos aceptarnos a nosotros mismos como gente que tiene necesidad, la necesidad de consuelo, de amor, de comprensión, de amistad, de un sano contacto. 

Necesitamos refuerzo positivo, alguien que nos escuche, alguien que nos dé. No somos débiles por necesitar estas cosas. 

Estas necesidades nos hacen humanos y sanos. Satisfacer nuestras necesidades –creer que merecemos satisfacerlas- nos hace felices.

Hay épocas, también, en que además de nuestras necesidades normales, estamos particularmente necesitados. En esas épocas, necesitamos más de lo que podemos dar. Eso también está bien.

Podemos aceptar e incorporar nuestras necesidades y nuestra parte necesitada, a todo nuestro ser. Podemos asumir la responsabilidad por nuestras necesidades. Eso no nos hace débiles o deficientes. 

Eso no significa que no nos estemos recuperando adecuadamente, ni tampoco significa que seamos dependientes de una manera enfermiza. Hace gobernables nuestras necesidades y a nuestra parte necesitada. 

Nuestras necesidades dejan de controlarnos, y recuperamos el control. Entonces, nuestras necesidades empiezan a ser satisfechas.

Hoy aceptaré mis necesidades y mi parte necesitada. 

Creo que merezco satisfacer mis necesidades y permitiré que eso suceda.


martes, 10 de septiembre de 2013

Amémonos a nosotros mismos incondicionalmente




LECTURA DE CODEPENDIENTES EN RECUPERACIÓN

Amémonos a nosotros mismos incondicionalmente


Ámate a ti mismo para curarte y hacerte una buena vida propia.

Ámate a ti mismo teniendo relaciones que te funcionen a ti y a la otra persona.

Ámate a ti mismo para tener paz, felicidad, alegría, éxito y contento.

Ámate a ti mismo para darte todo lo que siempre quisiste.

Podemos dejar de tratarnos a nosotros mismos en la forma como otros nos trataron, si es que se comportaron de una manera menos que sana, menos que deseable. 

Si hemos aprendido a vernos a nosotros mismos en forma crítica, condicional, devaluada y punitiva, es tiempo de parar. Otras personas nos trataron de esa manera, pero es aún peor tratarnos así ahora a nosotros mismos.

Amarnos a nosotros mismos nos puede parecer extraño, incluso tonto a veces. La gente puede acusarnos de estar siendo egoístas. No tenemos por qué creerles.

La gente que se ama a sí misma es realmente capaz de amar a los demás y de dejar que los otros amen. La gente que se ama a sí misma y que se tiene en alta estima es la que da más, la que contribuye más, la que más ama.

¿Cómo nos amamos a nosotros mismos? Forzándonos a hacerlo, al principio. Fingiéndolo si es necesario. Actuando “como sí”. Trabajando tan duro por amarnos y gustarnos como hemos trabajado por no gustarnos. Explora lo que significa amarte a ti mismo.

Haz cosas por ti mismo que reflejen un amor propio compasivo, cariñoso.

Ama todo lo tuyo, pasado, presente y futuro. Perdónate tan pronto y tan frecuentemente como sea necesario. Date ánimos. Halágate tú mismo.

Si pensamos y creemos ideas negativas, saquémoslas a la luz pronta y honestamente, para que podamos reemplazar esas creencias por otras mejores.

Date palmaditas en la espalda cuando sea necesario. Disciplinate a ti mismo cuando sea necesario. Pide ayuda, pide tiempo, pide lo que necesites.

A veces, date tus gustos. No te trates a ti mismo como a una mula de carga, siempre tirando mas duro. Aprende a ser bueno contigo mismo. Elige conductas que tengan consecuencias preferibles, tratarte bien es una de ellas.

Aprende a detener tu dolor, aunque eso signifique tomar decisiones difíciles. No te prives innecesariamente. A veces, date a ti mismo lo que quieras, simplemente por que quieres.

Deja de estarte explicando y justificando. Cuando cometas errores, déjalos ir. Aprendemos, crecemos y aprendemos algo más. Y a través de todo ello, nos amamos a nosotros mismos.

Trabajamos en ello y luego trabajamos más en ello. Un día nos despertaremos, nos veremos en el espejo y descubriremos que amarnos a nosotros mismos se ha hecho algo habitual. 

Ahora estamos viviendo con una persona que da y recibe amor, porque esa persona se ama a sí misma. El amor propio tomará las riendas y se convertirá en una fuerza directriz en nuestra vida.

“Hoy trabajaré en amarme a mí mismo. Trabajaré tan duro por amarme a mí mismo como he trabajado para no gustarme. Ayúdame a dejar ir el odio de mí mismo y las conductas que reflejan que no me gusto a mí mismo. Ayúdame a remplazarlas con conductas que reflejan amor propio. Hoy, Dios mío, ayúdame a tenerme en alta estima. Ayúdame a saber que soy digno de ser amado y capaz de dar y recibir amor”.

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

sábado, 7 de septiembre de 2013

Luciérnagas en mi noche


¡Luciérnagas! En el río las tinieblas pasan.
Kagy no Chiyo



Hace algunas semanas sentí que mi vida se había quedado como la hermosa canción de Fernando Delgadillo, como una "Noche sin luciérnagas", así sentí como si de pronto me quedara a oscuras en medio de la nada, sin poder sostenerme de nadie.

Sentí desesperanza, una melancolía inexplicable. Sin embargo, el dolor que me partía en dos se fue, pero el amor también.  Ya no me sentía con interés en nada, ni en nadie. De pronto me invadió un desapego atroz por todo y por todos, sólo quería vivir para mi.

Así que dejé que la vida me llevara así sin rumbo ni dirección. Sin muchas ganas, con más desesperanza que fe, decidí entregarle por fin las riendas a Dios y dejar que me sorprendiera... y lo está haciendo.

Tenía la necesidad de tener una luz que me iluminara, algo. Una chispa, algo que me encendiera de nuevo el motor. De pronto me sentía así, como auto descompuesto, sin combustible, no sé cómo describirlo.

Y llegó una sorpresa, dar clases de redacción a jóvenes que inician una carrera de nivel superior. Al principio no me entusiasmaba mucho, lo hice la verdad como un favor a una amiga que no pudo tomar el horario.

Sin embargo, al ir conociendo a mis alumnos... lo confieso, me he enamorado de ellos. Son 15 muchachos que estudian por la noche pero que trabajan de día o cursan otras carreras. Todos tienen en común un enorme deseo de superación.

Me di cuenta que podía combinar mi clase de redacción con algunos consejos de vida y lo están tomando muy bien. Creo que encontré un objetivo, una meta, un motivo para levantarme todos los días.

Preparo mi clase con mucho gusto y llegar al salón y contagiarme de su risa, sus bromas, su juventud me hacen sentirme viva otra vez.

No pocas veces nos hemos extendido en el horario, ya que no me quieren interrumpir porque les gusta mucho mi clase, me siento correspondida, me demuestran admiración y respeto, eso me agrada mucho.

Voy sólo tres veces a la semana, sigo adelante con mi rehabilitación emocional en el grupo de codependientes y continúo también con mi trabajo principal dirigiendo un área de comunicación de cobertura estatal.

El trabajo es mucho, los fines de semana me dedico a diseñar para mi pequeño negocio personal, así que tengo mis días completamente llenos de actividades.

Otra buena noticia es que renté mi casa. Sí, esa que tuve que abandonar luego de mi intempestivo divorcio. La arrendé amueblada a un ingeniero que espero me la sepa cuidar, eso me dará un ingreso extra que la verdad no esperaba y que me permitirá sobrellevar mejor las deudas que me dejó mi ex marido por sus errores.

Mantenerme tan ocupada me ayuda a tener la mente ocupada, a no pensar en nada, a no elucubrar, no hacer planes, sin embargo de pronto sigo cometiendo errores, interpretando cosas que no son y mandando mensajes que no debo enviar.

Pero me perdono, me perdono de verdad porque estoy aprendiendo a base de tropiezos... y se vale, soy humana.

En esta semana también fue el aniversario del programa de radio que hace tiempo me permiten conducir y recibí muchas felicitaciones, eso me llenó el corazón de alegría.

Ahora veo mi vida distinta, hace semanas veía todo oscuro. Como que ya se había terminado el camino para mí y de pronto empezaron a brillar luciérnagas, que como un amigo me dijo una vez... son esperanzas. 

Cada detalle, persona o situación nueva me ha ido dando motivos para seguir adelante, para volver a sonreír, a sentirme contenta, esperanzada de que todo estará bien y que seguirán llegando a mi vida cosas buenas.

No sé si las merezco, pero las necesito mucho.

Quiero seguir así, viendo brillar luciérnagas a mi alrededor... que sean tantas como para iluminarme por completo el camino y seguir adelante cada día más segura, sin miedo.

Tengo a mi familia y amigos, ahora tengo a mis alumnos, a mis lectores, a mis radioescuchas, hay mucha atención sobre mi persona, aunque mi corazón aún se siente duro y frío ojalá que poco a poco empiece a ablandarse de nuevo.

No pierdo la fe de encontrar de nuevo el amor de pareja. Yo sí quiero tener un compañero con quien compartir mi tiempo libre, mi espacio, mis ideas, mis pensamientos, mis sentimientos y emociones.

Aunque me divierto mucho saliendo sola, a veces me hace mucha falta un compañero. La semana pasada fui sola a bailar y fue una experiencia diferente, la verdad sí me divertí mucho, ahí encontré conocidos y desconocidos con quienes bailé música de mis tiempos durante horas.

Llegué a casa lo que le sigue de cansada pero muy feliz conmigo misma por haberme atrevido. Y pues sigo saliendo sola al cine, hoy fui a un espectáculo charro, el otro día a la presentación de un libro, en fin, siempre hay a dónde ir.

Aunque me agrada mi propia compañía, sí quisiera tener con quien compartir mis comentarios e impresiones sobre lo que voy viviendo y sintiendo día a día... y obvio que le importe mi opinión y disfrute estar conmigo.

Pero bueno, si Dios así lo dispone, ya llegará la persona adecuada. Pretendientes siguen surgiendo, pero ninguno que yo vea con la seriedad para iniciar una relación real.

La verdad me han hecho propuestas, pero van por el lado más de la diversión, de una cuestión sólo sexual, momentánea, pero la verdad no es lo que yo necesito, además nunca he sido de compañeros casuales, por ahora no quiero relaciones que sólo me dejen dudas.

Mejor sigo ocupada, ejerciendo mis múltiples roles, entretenida con mis clases, mi trabajo, mi negocio, mis libros, mis proyectos, mi espacio en radio, mi familia, mis amistades, mis redes sociales, etc, etc, etc.

Así va mi vida, oscura aún pero cada día llenándose más de pequeñas luciérnagas que alumbran mi noche. No pierdo la esperanza de que pronto amanecerá.

Sólo por hoy, confío en Dios... anda Dios mío, sigue sorprendiéndome, estoy en tus manos completamente.

Soy Paty, codependiente en recuperación.