miércoles, 14 de octubre de 2015

Puerta cerrada

 

"Solo cerrando las puertas detrás de ti, se abrirán ventanas hacia el porvenir".

Francoise Sagan



De nueva cuenta estoy en casa convaleciente de otra operación. Este año mi salud dio un inesperado revés y he pasado la mayor parte del año incapacitada, en hospitales o rehabilitación.

En los días en los que me siento mejor trabajo desde mi casa, y en días mejores he ido realizando actividades de mi negocio y salgo de vez en cuando con amistades.

Aunque hace tiempo mi mayor placer era salir sola, cada día eso deja de agradarme. Mi necesidad de compañía y tener con quien convivir me ha hecho cometer algunos tropiezos.

Hace poco compartí la historia de mi relación a distancia. Un suceso donde empeñé el corazón y creo que me quedé sin él.

Eso ya terminó. Fui yo quien un día tomé valor y lo dejé ir. Su promesa de venir a verme fue hace un año y nunca cumplió. No tuvo más argumentos para justificar su ausencia y todo se vino abajo.

Mi codependencia me hizo presionarlo y creo que se reventó. Quizá fue lo mejor. Sin embargo, fui yo quien dijo adiós. Cerré esa puerta, le di bloqueo en mi red social y él no volvió.

Tenía la esperanza de una llamada, una súplica, un perdón, la petición de otra oportunidad, pero nada llegó.

Han pasado ya varios días y aunque la puerta está cerrada, yo sigo ahí. Detrás de ella, a veces de pie, a veces sentada, a veces llorando, a veces luchando conmigo misma para no tocarla, para no volverla a abrir.

No he podido retirarme del todo. Lo extraño mucho. Siento un vacío en mi interior. Aunque no han dejado de buscarme otros hombres, es su voz la que quiero oir. 

Pero él no está. Sus ocupaciones y compromisos laborales le impiden venir a verme y mi salud me limita a mi. Así que esa historia tuvo que llegar a su fin.

A veces me pregunto si piensa en mi. Si cree que voy a regresar cuando se me pase la crisis sentimental como él la llamó. Creo que está seguro que así será, porque soy yo la que siempre vuelve. Pero esta vez estoy luchando contra mi voluntad para no hacerlo.

Quisiera olvidar, no sentir, no haberlo idealizado tanto. No puedo negar que hablar con él y saber de su existencia hacía que estuviera encendida en mi una pequeña flama que movía mi motor.

Esa llamita se apagó y ahora todo es oscuridad aquí adentro. Estoy concentrada en mi salud y en la de mi madre que también está pasando días difíciles. Pero no tener a quien compartirle mi día, no tener a quien darle los buenos días, o las buenas noches me pone muy triste.

Hay otros hombres, varios que me buscan. Pero cuando los analizo y me decepciono porque casi todos son casados, solo quieren una aventura conmigo, usarme como escape a sus frustraciones y ya.

Eso me duele.

Hay un hombre que hace meses me busca, me insiste. Es profesionista y empresario, amable, inteligente y libre. Dice querer una relación seria conmigo pero por más que trato no logro sentir ningún entusiasmo por él.

No me atrae físicamente y no quisiera terminar aceptando una relación con él solo por su insistencia o porque mi CODE me haga una mala jugada y no pueda decirle que no.

Lo he estado evitando, sin embargo no sé como decirle que no sin herirlo, me parece un hombre bueno y sensible y me siento muy mal por no quererlo como él dice quererme a mi.

Hay otro sujeto que conocí hace dos años, y es el mismo tiempo que tiene insistiendo por ser mi pareja. Es mi maestro, mi mentor, mi capacitador, mi compañero de trabajo y siempre que tiene oportunidad casi se pone a mis pies.

Durante este tiempo evadí su galantería con cierta inteligencia porque es una persona de influencia en mi trabajo. Sin embargo, hace unos 20 días fui a un concierto de piano y ahí lo vi. 

Es un compañero agradable que siempre me envuelve en su conversación, esa noche no sé en qué momento, qué sucedió pero cruzamos la línea... nos dimos unos cuantos besos y desde ahí él cree que tenemos una relación.

Ahora no sé como zafarme de esto porque el hombre en cuestión no solo tiene más de 25 años de casado, sino que tiene otras dos mujeres!

No puedo mandarlo al carajo como yo sé porque trabaja conmigo y no puedo aceptarlo tampoco porque no voy a caer en su juego poliamoroso, pero no he logrado salirme de esa situación, lo que me desespera terriblemente.

No lo he visto porque estoy en casa convaleciente de la operación, me fue a ver al hospital y tuvo la osadía de besarme ahí. Parece ya no importarle nada, de verdad está convencido de que acepté ser "su noviecita", porque tiene esposa y dos amantes, quiere que yo sea la oficial que lo acompañe a eventos y cosas así.

La verdad no sé como voy a salir de esto, temo que me afecte en mi trabajo si le digo que no, pero temo que me afecte en mi vida si le digo que sí. Dios miooooo en qué rayos me metí???? 

En fin, soy un lío! Sigo aquí como un perro triste detrás de la puerta recién cerrada, aún no empiezo a ver esas ventanas de oportunidades, la verdad me estoy dando permiso de vivir mi duelo, de asimilar las cosas y de tomar valor.

Ya encontraré una salida a todos estos embrollos, lo que sí sé es que por ahora no quiero estar sola, pero tampoco quiero una pareja de quien no esté enamorada.

Ser la fantasía de hombres casados o con pareja no es nada halagador, yo necesito a alguien solo para mi, pero el único que cumple el requisito no más no logra moverme ni una neurona.

Dios dirá. Pronto regresaré a mi trabajo y me avocaré a seguir adelante, tengo muchos proyectos nuevos en puerta, viene una verdadera revolución a mi vida en el aspecto laboral y aún me falta terminar la rehabilitación para caminar bien.

Por ahora sigo aquí, en mi puerta cerrada, rascándola como un perro triste. Ya me alejaré de ella... solo necesito un poco de tiempo.

Serenidad, valor, sabiduría.

Gracias por leerme.

Soy Paty, codependiente en recuperación. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario